En las últimas semanas, el debate sobre el futuro del plinto en la Plaza Baquedano ha resurgido con fuerza. Mientras algunos defienden el retorno de la estatua del general Manuel Baquedano, retirada tras los destrozos sufridos durante el estallido social, otros proponen que una nueva figura ocupe el emblemático espacio. Entre las opciones que han cobrado relevancia destaca la idea de rendir homenaje a la Premio Nobel Gabriela Mistral con un monumento en su honor.

La ministra de las Culturas, las Artes y el Patrimonio, Carolina Arredondo, salió al paso de las especulaciones y aseguró a The Clinic que no existe una solicitud formal para reemplazar la estatua de Baquedano por otra figura. “Lo que se desarrolló en el marco de una sesión del Consejo de Monumentos Nacionales fue la solicitud de poder restaurar y mantener el plinto donde se encontraba la estatua del general Baquedano”, aclaró.

No obstante, la posibilidad de homenajear a Gabriela Mistral en el año en que se conmemoran ocho décadas desde que obtuvo el Premio Nobel de Literatura ha generado un intenso debate. “Ella es una de las mujeres más importantes de nuestro país, no solo por su dimensión cultural, sino también por su impacto en la diplomacia, la educación y las artes”, destacó Arredondo.

Sin embargo, la idea de emplazar una estatua de Mistral en la Plaza Baquedano no está exenta de críticas. La académica de la Escuela de Arquitectura de la UDP, Andrea Ortega, sostiene que “instalar un monumento a Mistral puede parecer una reparación simbólica, pero es importante preguntarse si esto desafía realmente la estructura patriarcal de la memoria oficial o si simplemente inserta a una mujer dentro del mismo modelo monumentalista tradicional”. En su opinión, lo esencial es repensar integralmente el significado de ese espacio a la luz de las demandas ciudadanas surgidas del estallido social.

La propuesta también choca con el pensamiento de la propia Mistral. La escritora expresó en varias ocasiones su rechazo a la idea de ser inmortalizada en esculturas. En una carta a la escritora Isolina Barraza, la poeta fue tajante: “Viva ni muerta querré yo que tiren dineros por halagarme una vanidad que no tengo. Supriman esa estatua fenomenal”. En la misma línea, el especialista en su obra, Soledad Falabella, enfatiza: “Es una pésima idea convertir a Mistral en una estatua. Le habría cargado”.

El investigador Jaime Quezada, autor de «Páginas (perdidas) de la vida mía, Gabriela Mistral», refuerza esta postura en Diario La Tercera: “Nuestra Mistral fue siempre enemiga de esculturas y monumentos hacia ella misma. Lo que necesitan nuestros políticos es precisamente leer a nuestra Mistral, sobre todas sus cuestiones sociales, políticas y artísticas”.

La discusión sobre qué hacer con el plinto de Baquedano sigue abierta. Mientras algunos buscan resignificar el espacio con una figura que represente nuevos valores para la sociedad, otros advierten sobre el peligro de repetir patrones históricos. En paralelo, el proyecto Nueva Alameda avanza con una intervención urbana que podría redefinir la función de la plaza, dejando en suspenso el destino del que fuera uno de los puntos neurálgicos del estallido social.