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Bajas temperaturas y menor luz solar: Cómo el invierno afecta nuestra salud mental

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Bajas temperaturas y menor luz solar: Cómo el invierno afecta nuestra salud mental

Más tendencia a la depresión, baja energía y pocas ganas de socializar: todo eso puede provocar el invierno y su Trastorno Afectivo Estacional.

Con el invierno y sus días más cortos y fríos, muchas personas experimentan cambios significativos en su estado de ánimo. Este fenómeno, conocido como «depresión estacional», afecta a miles de personas en todo el mundo.

Las condiciones climáticas, especialmente en invierno, influyen notablemente en nuestro estado de ánimo. La psicóloga clínica y fundadora de la plataforma de salud mental Psicología Compartida, Catalina Sepúlveda Sáez, explica a #EsHoy que esto tiene tanto un trasfondo subjetivo como científico. «Por ejemplo, asociamos el verano con vacaciones y actividades agradables, lo que nos genera bienestar. En cambio, en invierno, los días más cortos y la menor exposición a la luz solar afectan nuestros ritmos circadianos, lo que puede provocar fatiga, cambios de humor y aumento de la ansiedad», afirma.

El impacto del invierno en nuestra salud mental no se limita a las bajas temperaturas. La menor exposición al Sol disminuye los niveles de vitamina D y serotonina, el neurotransmisor de la felicidad. «Esto puede llevar a que tengamos más sueño, pero también a sentirnos más cansados y, en algunos casos, deprimidos», explica la especialista. Además, el frío reduce nuestras actividades al aire libre y la interacción social, factores que también impactan negativamente en nuestra salud mental. «El aislamiento social es un factor que afecta la salud mental. Preferimos abrigarnos y quedarnos en casa, lo que puede aumentar la sensación de soledad y tristeza», añade.

Tratamientos y estrategias para combatir la depresión estacional

La “depresión estacional” es un tipo de depresión que aparece con los cambios estacionales, especialmente en otoño e invierno. Las personas afectadas experimentan una tristeza persistente, pérdida de interés en actividades, falta de energía y cambios en la alimentación y el sueño. Sepúlveda señala que «se debe principalmente a la falta de luz solar, que altera nuestro reloj biológico y reduce la producción de serotonina».

Existen varios métodos para tratar la depresión estacional, desde la terapia de luz y el ejercicio físico hasta suplementos de vitamina D y, en algunos casos, antidepresivos. Sepúlveda también recomienda la psicoterapia para abordar los aspectos emocionales y la organización de los espacios del hogar para mantener un ambiente ordenado y satisfactorio. «Compartir lo que sentimos con personas de confianza, mantener una rutina de relajación y aprovechar al máximo la luz natural son prácticas que pueden ayudar a proteger nuestra salud mental durante el invierno», sugiere la psicóloga.

El invierno puede ser un desafío para nuestra salud mental, especialmente para quienes ya padecen enfermedades mentales. Sin embargo, al implementar estrategias y mantener una actitud proactiva, es posible mitigar los efectos negativos del clima en nuestro estado de ánimo. «El clima es algo sobre lo que tenemos poco control, pero nuestras prácticas diarias pueden marcar una gran diferencia en cómo nos sentimos», concluye Sepúlveda.

En resumen, la depresión estacional es una realidad que debemos reconocer y tratar con seriedad. Con el apoyo adecuado y las estrategias correctas, podemos enfrentar los meses fríos y oscuros con una actitud más positiva y resiliente.

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