Por: Manuel Carvajal C- Ing Civil en Informática
En las últimas décadas, el vertiginoso avance tecnológico ha tenido un profundo impacto en la forma en que los preadolescentes experimentan el mundo que los rodea. Desde la década de 1990 hasta la actualidad, estos avances han dejado una profunda huella en la vida de los jóvenes, generando un impacto emocional significativo en su desarrollo. La creciente accesibilidad y la integración de la tecnología en la cotidianidad de los niños y niñas han modificado su bienestar emocional y su desarrollo psicosocial. En este contexto, es relevante explorar los aspectos emocionales más destacados de este cambio tecnológico y comprender cómo ha moldeado la experiencia de la preadolescencia en la era digital:
Compromiso y desvinculación social: A pesar de que la tecnología ha proporcionado nuevas formas de conexión social, también ha propiciado una mayor desconexión emocional. A través de las redes sociales y los mensajes en línea, los niños y niñas pueden sentirse más conectados, pero en el trato cara a cara, pueden experimentar una gran desconexión, lo que lleva a sentimientos de soledad o aislamiento emocional.
Afirmación y autoestima: Las redes sociales han creado un ambiente donde los niños buscan validación y aprobación a través de me gusta, comentarios y seguidores. Este énfasis en la validación externa puede afectar la autoestima de los jóvenes, ya que pueden sentirse presionados a mantener una imagen idealizada de sí mismos en línea.
Comparación y ansiedad social: La exposición constante a la vida de otras personas a través de las redes sociales puede generar comparaciones constantes en los niños. Comparar su propia vida con la de los demás puede generar ansiedad social y baja autoestima, especialmente durante las etapas de formación de la identidad y autoimagen.
El acoso y ciberacoso: El acoso y el ciberacoso son problemas graves que afectan emocionalmente a los adolescentes. Estar expuesto a comentarios negativos, insultos y comentarios despectivos en línea o presencial pueden tener un efecto devastador en su salud emocional y mental.
Desarrollo de habilidades sociales: El uso excesivo de dispositivos electrónicos puede interferir con el desarrollo de habilidades sociales básicas. Los niños y niñas pueden perder oportunidades de practicar habilidades de comunicación directa y empatía, lo que afecta sus relaciones y su capacidad para comprender y manejar sus propias emociones y las de los demás.
Ansiedad y adicción a la tecnología: El uso constante de dispositivos y redes sociales puede generar ansiedad y, en algunos casos, adicción a la tecnología. No desconectar puede provocar una sobreestimulación y afectar la salud emocional y el sueño de los preadolecentes.
Impacto del contenido inapropiado: La exposición a contenido inapropiado en línea puede tener un impacto emocional negativo en los preadolescentes. El contenido violento, sexual o perturbador puede causar miedo, ansiedad o confusión.
Compartir tu experiencia y empatizar: Por otro lado, la tecnología también permite que los niños y niñas compartan experiencias e intereses con personas de todo el mundo, lo que puede desarrollar empatía y comprensión de diferentes culturas y realidades. Los padres, educadores y cuidadores deben comprender el impacto emocional de estos cambios tecnológicos en los preadolescentes y brindarles el apoyo adecuado. Fomentar la comunicación abierta sobre el uso responsable de la tecnología, establecer límites de tiempo e involucrar a los niños y niñas en actividades enriquecedoras fuera del mundo digital puede ayudar a equilibrar el impacto emocional de la tecnología en su desarrollo. Además, es fundamental prestar especial atención a la seguridad en línea y buscar signos de estrés emocional o cambios de comportamiento que puedan estar relacionados con el uso de la tecnología.
La invitación es, alcanzar un equilibrio óptimo entre el mundo digital y el mundo real, fomentando el sano desarrollo de las habilidades sociales y emocionales en niños y niñas. Al lograr esto, estaremos capacitando a los preadolescentes para enfrentar con éxito los retos emocionales de la era digital y prosperar en un entorno tecnológico en constante evolución
