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Tres casos policiales que impactaron a la Región de Coquimbo y que llegaron a la pantalla de Mea Culpa

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Tres casos policiales que impactaron a la Región de Coquimbo y que llegaron a la pantalla de Mea Culpa

Más de tres décadas han pasado, pero los crímenes que se estremecieron a la Región de Coquimbo en la década de 1990 siguen vivos en la memoria colectiva. Nombres como Juan Domingo Salvo Zúñiga y Marcelo Tobar, responsables de actos atroces, aún resuenan en las conversaciones y el imaginario de una comunidad marcada por el terror.

En su época dorada, el programa conducido por Carlos Pinto se encargó de dar una nueva dimensión a estos crímenes, llevándolos al ámbito nacional. Los capítulos inspirados en estos casos siguen siendo visualizados por la audiencia, evidenciando cómo la ficción basada en hechos reales logró narrar las historias más estremecedoras de nuestra sociedad.

El Chacal de Alcohuaz: un crimen que paralizó al Valle de Elqui

El 25 de noviembre de 1990, la localidad de Alcohuaz se convirtió en el escenario de un horror indescriptible. Juan Domingo Salvo Zúñiga asesinó brutalmente a su vecina ya sus tres hijos con un hacha, tras una discusión motivada por una denuncia en su contra por intento de abuso sexual. Este caso, que sacudió al Valle de Elqui, fue llevado a la pantalla en 1998 por el icónico programa Mea Culpa , bajo el título «El Forastero de la Muerte» . Su crudeza y los detalles del crimen dejaron una marca imborrable en los televidentes.

El oscuro pasado de Juan Domingo Salvo Zúñiga incluye un anterior homicidio en 1975: la de su propia hermana, crimen por el que cumplió 10 años de presidio.

«El Chacal de Alcohuaz» permanece en el Centro de Detención Preventiva Santiago Sur (ex Penitenciaría), a pesar de que durante los últimos dos años, ha solicitado en reiteradas ocasiones la libertad condicional, la cual ha sido rechazada. 

Psicópata de Coquimbo

Marcelo Tobar se convirtió en el psicópata de Coquimbo. El joven creía ver un resplandor en sus víctimas momentos previos al ataque. Tobar Asesinó a Hilda Navarro en 1992 y Andrea Villa Toro, de 14 años, en mayo de 1993. Además, atacó a más de 20 mujeres durante poco más de dos años, con heridas de diversa gravedad y una de las víctimas estuvo más de 15 días en coma.

En 1993 fue detenido por Carabineros y posteriormente condenado a 57 años de prisión. El término de su condena es en 2050 y no ha accedido a beneficios intrapenitenciarios.

La historia de este hecho fue exhibida en el programa de Carlos Pinto en la segunda temporada con el título de “El Resplandor”.

El crimen que remeció La Pampilla

Otro caso emblemático fue el asesinato de María Teresa Campusano, de solo 8 años, durante las celebraciones de Fiestas Patrias en 1989, en La Pampilla de Coquimbo. Gustavo Justo León la violó y asesinó, abandonando su cuerpo en el lugar. La comunidad se volcó en su búsqueda tras notar su ausencia, encontrándola sin vida en un acto que conmocionó al país.

El 20 de octubre de 1989, fue enviado a prisión tras ser detenido en Cauquenes, enfrentándose a graves cargos por un crimen que se extendía por el país. Los antecedentes eran irrefutables: la justicia lo declaró culpable del delito de abuso sexual con resultado de muerte, imponiéndole la pena de presidio perpetuo. Durante años, intentó acceder a la libertad condicional, pero sus solicitudes fueron sistemáticamente rechaz

Todo cambió en noviembre de 2017, cuando finalmente obtuvo el beneficio, con la condición de firmar semanalmente ante la autoridad. Sin embargo, su cumplimiento fue breve: abandonó las exigencias tras pocas semanas y hasta la fecha permanece prófugo, eludiendo la justicia.

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