siguenos

¿Por qué nos da por escuchar puras canciones tristes cuando nos rompen el corazón?

Facebook
Twitter

¿Por qué nos da por escuchar puras canciones tristes cuando nos rompen el corazón?

Es casi medianoche y ahí estás, con el corazón hecho añicos, sumergiéndote en esas listas de Spotify que parecen hechas para uno mismo: Alejandro Fernández, Laura Pausini, Christian Nodal, Chayanne… la lista sigue y sigue. ¿Pero por qué tenemos esa extraña necesidad de musicalizar el dolor con canciones que nos hacen llorar aún más? ¡Tranquilo, hay ciencia detrás de este llanto colectivo!

Resulta que, aunque suene dramático, el «síndrome del corazón roto» es una cosa real. Fue identificado en 1991 por el médico Hikaru Sato, quien se topó con pacientes que, tras una pérdida o desamor, experimentaban dolores en el pecho y mareos, síntomas casi idénticos a los de un infarto. Claro, esta no es la razón directa para andar con la playlist cortavenas, pero algo tiene que ver con nuestro con las emociones cuando nos rompen el Kokoro.

La historia del dolor romántico viene de siglos atrás, ¡hasta en el antiguo Egipto! Como cuenta el investigador musical Ted Gioia, las canciones de amor melancólico han sido el desahogo de los marginados y oprimidos, quienes encontraron en la música una forma de expresar su tristeza. ¡Si hasta a Selena Quintanilla le debemos «Amor prohibido» por esa frustración! Así que este dolor no es nada nuevo: es más bien la tradición del mal de amores.

La psicóloga Sandra Garrido tiene su teoría en su libro ¿Por qué nos atrae la música triste? Explica que la música triste nos ayuda a sentirnos comprendidos y a procesar nuestros propios dolores. Es un poco como echarle limón a la herida, pero con el tiempo, esa musiquita nos empuja a sacar fuerzas, activa la empatía, y, si estamos con suerte, a ver una luz de esperanza al final del túnel.

Mientras que un estudio de la Universidad de Limerick muestra que escuchar canciones tristes es casi terapéutico. Aunque parezca raro, esas letras y melodías nos ofrecen una especie de catarsis, una forma de “sublimar” el dolor. Y es que cuando le pones reproducir esas canciones que parecen contar tu historia, encuentras un consuelo, una conexión y, con suerte, un poquito de alivio. Así que ya sabes: si estás sufriendo por amor, sube el volumen, porque a veces llorar con música es el primer paso para empezar a sanar.

Compartir:

Relacionados: