Por: Dra(c). Carolina Salinas Alarcón, Secretaria de Género de la UCN
Como cada año, el 08 de marzo se conmemora el Día Internacional de la Mujer, generando en las empresas, organizaciones y agrupaciones, la realización de una serie de actividades. Algunas regalan chocolates, otras flores, se realizan charlas y talleres, asisten a marchas, o encuentros para destacar la importancia de esta fecha.
Independiente de la forma de visibilizar este día, es relevante mencionar que el Día Internacional de la Mujer tiene su origen en las luchas que hace ya un siglo libraron cientos de mujeres por sus derechos laborales y que quedó marcado en la historia cuando 129 mujeres murieron en un incendio en la fábrica textil Cotton de Nueva York, en 1908.
En consecuencia, esta fecha constituye una invitación a mirar de forma crítica cuánto hemos avanzado respecto de la situación laboral de las mujeres en el país y en la región. Y a su vez plantearnos desafíos de superación de brechas de género a mediano y largo plazo, con el fin de generar condiciones y oportunidades desarrollo en igualdad.
De acuerdo con las cifras entregadas por la encuesta CASEN (2020) un tercio de las mujeres no tienen ingresos propios. En el caso de Coquimbo, la proporción de mujeres sin ingresos propios es la más alta del país (42,2%). Por otra parte, una de cada 5 mujeres se encuentra fuera de la fuerza de trabajo por razones de cuidado o quehaceres del hogar mientras que en el caso de los hombres apenas llega a 0,6%.
Asimismo, Una serie de infografías preparadas por el INE para conmemorar el Día de la Mujer del 2022, reflejan que ellas siguen participando menos que los hombres en el mercado laboral, obtienen ingresos inferiores, se desempeñan en actividades históricamente feminizadas y en la agricultura los puestos de trabajo que ocupan son en su mayoría para empleos temporales.
En términos de educación superior, entre las mujeres predominan las carreras ligadas a salud y bienestar; administración de empresas, derecho y pedagogías, mientras que la mayor brecha con los hombres está en ingeniería y carreras relacionadas con ciencias, matemáticas y tecnología.
Todos estos elementos generan una brecha significativa en los ingresos, afectando así la autonomía económica de las mujeres. La última Encuesta Suplementaria de Ingresos, correspondiente a 2020, señaló por ejemplo que ese año las mujeres ganaron en promedio un 20,4% menos que los hombres.
Resulta especialmente relevante si se considera que 8 de cada 10 jefaturas de hogares monoparentales (hogares conformados por la jefatura de hogar sin pareja y sus hijos e hijas) son mujeres, las que recibieron ingresos del trabajo un 35,6% menores que los hombres en igual situación ($287.597 versus $446.248).
Las mujeres que eligen emprender deben enfrentar una serie de barreras económicas,
siendo una de las más importante el acceso al crédito. Según datos del Banco Mundial,
solo el 30% de las PYMEs formales en todo el mundo son propiedad o lideradas por una
mujer. Otra de las limitaciones más frecuentes es la asignación desproporcionada de las labores domésticas y familiares.
En un mundo que se enfrenta a múltiples crisis, lograr la igualdad de género es vital. Garantizar los derechos de las mujeres y las niñas en todos los ámbitos de la vida es una forma certera de asegurar el desarrollo sostenible. Es por ello, que ONU Mujeres ha porpuesto la campaña bajo el lema: “Invertir en las mujeres, es acelerar el progreso”; porque a más de 100 años de la lucha por los derechos laborales de las mujeres, la meta de la igualdad es aun lejana.