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Qué es el síndrome del niño hiperregalado y cómo evitarlo esta Navidad

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Qué es el síndrome del niño hiperregalado y cómo evitarlo esta Navidad

Con la temporada navideña en pleno apogeo y las festividades a la vuelta de la esquina, el espíritu generoso y la alegría llenan el aire. Sin embargo, en medio de la emoción de las luces brillantes y las melodías festivas, a menudo nos vemos envueltos en el estrés de encontrar el regalo perfecto. Este año, en #EsHoy romperemos con la tradición del consumismo desenfrenado y aplicaremos la «Regla de los Cuatro Regalos» para una Navidad más significativa y sin complicaciones.

Hablemos de lo agotador que puede llegar a ser buscar y comprar regalos, cuando es una carga para la mente y para las finanzas, sobre todo en nuestro país, donde las personas tienden a gastar mucho más dinero del que realmente pueden pagar. En este contexto, la psicóloga Catalina Sepúlveda enfatiza el Síndrome del niño hiperregalado «que es el resultado del exceso de regalos que puede llevar a que los niños pongan su atención sobre muchos estímulos y vayan perdiendo la capacidad para apreciar el significado de cada regalo (y la carga afectiva relacionada a quien lo entregó), y cada vez es más claro que esta sobredosis de cariño envuelto en bolsas de papel brillante no es favorable para los niños», expone.

Afortunadamente hay formas de seguir cuidando la salud mental en medio de las fiestas.

¿Cómo evitar el Síndrome del niño hiperregalado?

En primer lugar, la fundadora del sitio especializado www.psicologíacompartida.com explica que «debemos enseñar a los niños y niñas que los regalos tienen un valor monetario, y por eso no se pueden adquirir en cualquier momento, ni de manera excesiva, y que ni si quiera el Viejito Pascuero tiene la capacidad para producir tantos (porque hay muchos niños en el mundo, porque trabaja todo el año para ello, etc.)».

En esa misma línea, Sepúlveda sostiene que es bueno que los niños comprendan que los adultos tienen que tomar decisiones sobre cómo gastar el dinero, y que no siempre son decisiones fáciles, «porque algún día ellos también tendrán que tomarlas (aunque es importante tener cuidado de no estresarlos con preocupaciones monetarias que son de adultos). Cuando comprenden eso, desarrollan la capacidad de esperar la Navidad con ilusión y entenderán que se trata de una fiesta especial, con sorpresas para disfrutar con personas queridas». Además, agrega que «se ha demostrado que dar y regalar algo a los demás aumenta el bienestar psicológico, por lo que enseñar a los niños a ser generosos les proporcionará una fuente de felicidad».

Se recomienda utilizar la “Regla de los cuatro regalos”:

La psicóloga nos cuenta sobre la regla de los cuatro regalos navideños, ésta «consiste en seleccionar solo cuatro cosas, basándose en los siguientes cuatro principios. Esto se puede relacionar a que en general los niños suelen hacer una carta al “viejito pascuero”, donde deberán mencionar:

  1. Algo que sirva para llevar (ropa, zapatos, complementos…).
  2. Algo para leer.
  3. Algo que los niños realmente deseen (Claramente, debe estar dentro de las posibilidades de los padres, y acorde con la etapa del ciclo vital del niño o niña).
  4. Una experiencia: Puede ser entradas para ir al cine, a un museo, a una obra de teatro, un curso/clase para aprender algo, etc.

Es fundamental que cada uno de estos regalos sea seleccionado con un propósito claro, «que aporte algo al desarrollo del niño o niña; y, sobre todo, debe ser algo que le guste, que se relacione con sus intereses y que pueda disfrutar», manifiesta Sepúlveda. La especialista invita «a tomarse un tiempo para conocer los gustos, aptitudes e intereses de los niños, no solo para darles los regalos más adecuados, sino también para fortalecer el vínculo y compartir con ellos y ellas».

Uno de los cuatro regalos también se puede reemplazar por dinero (dependiendo de la edad), «así ellos pueden comprar algo que deseen, para permitirles que las decisiones también sean suyas y no juzgarlas, pero sí acompañarlos y permitirles que se equivoquen porque es parte del aprendizaje. Es preferible que un niño se equivoque gastando 20 mil pesos a los siete años que un sueldo cuando tenga 25 años», comenta Catalina.

Aunque en todo caso, la fundadora de la plataforma Psicología Compartida advierte que «los regalos no tienen por qué ser materiales, las experiencias pueden ser un gran regalo que perduren en la memoria por muchos años. Los límites adecuados son una gran muestra de amor, y tener muchas cosas materiales no se correlaciona con una alta autoestima, pero tener una relación sólida con los padres sí».

¿Cómo explicarles que se comenzará a utilizar la “Regla de los cuatro regalos”?

Es recomendable decirles que este año nos centraremos en regalos increíbles en lugar de muchos regalos que pueden ser aburridos. Si los niños aún no están familiarizados con la frase “calidad sobre cantidad”, esta época sería un buen momento para presentarles ese concepto.

¿Cuáles son los beneficios de la “Regla de los cuatro regalos”?

  • Simplifica las compras navideñas y es probable gastar menos dinero.
  • Se crea un ambiente igualitario cuando hay varios niños: todos reciben la misma cantidad.
  • Hace que los niños piensen en las cosas que realmente quieren y necesitan.
  • Es más amigable con el medio ambiente (menos objetos, envases y envoltorios).
  • Contribuye a disminuir la explotación infantil: en el mundo aprox. 20 millones de niños trabajan fabricando juguetes.
  • Ayuda a todos a centrarse en lo que es realmente importante en Navidad.
  • Favorece el recuerdo simbólico de la experiencia al apreciar el detalle del regalo: dar un montón de regalos no será recordado. Nuestros recuerdos de infancia se basan en las experiencias.

¿Y si pese a todo, otras personas dan muchos regalos a tus hijos?


Si pese a que los padres deciden aplicar esta regla, los niños reciben muchos regalos, hay algunas recomendaciones para seguir manejando la situación.

En primer lugar, Catalina Sepúlveda explica que «es bueno dosificar los juguetes que reciba para usarlos durante todo el año. Guardar algunos para otras celebraciones e ir sacándolos de manera progresiva para que pueda ir disfrutándolos poco a poco y la abundancia no sature su ilusión por jugar con ellos».

Y si no, «siempre quedará la opción de compartir, por ejemplo, donar algunos de sus regalos a otros niños que no tienen tantos juguetes», indica,

Y por último, Catalina llama a recordar que la Navidad no es la única oportunidad de mostrar a los niños y niñas cuánto los amamos. Parece obvio, pero se puede comprar algo a las personas en cualquier momento del año».

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