Cada factor determina el tiempo en que una persona puede estar expuesta al sol sin riesgos de quemaduras, aunque también dependerá de cómo y cuánto se aplica.
Llegan los meses donde el sol y el calor son los protagonistas y muchos -recién ahora- piensan en comprar un protector solar para la temporada, a pesar de que los especialistas indican su uso durante todo el año. En caso de duda sobre cuál es el indicado, es probable que elijan un protector factor 50, aunque ¿es realmente necesario? ¿Qué significa que sea 20, 30 o 50? Más que mal, si todos optaran por sólo uno, no sería necesario tener en el mercado otros factores.
Paula Molina, químico farmacéutico de Farmacias Ahumada señala que todo comienza por saber cuánto es lo que soporta la piel expuesta al sol antes de sufrir algún tipo de lesión o quemadura, lo que dependerá de dos aspectos: el tipo de piel y el índice de radiación ultravioleta. “En 1975 fue creada una clasificación del tipo de piel de cada persona en base a su tonalidad, facilidad para quemarse y capacidad para broncearse, lo que hoy conocemos como el fototipo y es en base a esto que luego se desarrolla el Factor de Protección Solar (FPS)”.
Por ejemplo, para una piel clara, el tiempo de exposición será mucho más bajo que para una piel oscura. En verano, este tipo de piel no puede estar más de 10 minutos sin protección, considerando el momento de máxima radiación, que es cerca del mediodía. Si el índice de radiación es más bajo, el tiempo de exposición podría alargarse.
“Este factor es el número que multiplica los minutos que se puede estar bajo el sol sin protección y sin sufrir alguna lesión. Si consideramos el ejemplo anterior, un producto con FPS 30 multiplicará por 30 el tiempo que una persona puede estar expuesta sin presentar complicaciones. Vale decir, una vez aplicado, la persona del ejemplo podría estar unos 300 minutos bajo el sol antes de quemarse”, detalla la profesional. En este sentido, lo ideal es que las pieles más claras utilicen factores con un número mayor en comparación con las pieles más oscuras, aunque se recomienda que el FPS no sea menor a 30 y que los bloqueadores tengan un amplio espectro de protección, tanto para rayos UVA como para UVB.
Sin embargo, estos valores se obtienen de pruebas en condiciones óptimas, pero existen situaciones que pueden hacer variar estos cálculos, además del tipo de piel o radiación. De acuerdo con Molina, “la eficacia también dependerá de otros factores como la cantidad que se aplica (ya sea en crema, gel o spray), la sudoración, el contacto con el agua o la arena de la playa y la fricción que se genera con la ropa”.
¿Cuánto y cuándo?
Gracias al sinnúmero de campañas de prevención que se llevan a cabo desde hace dos décadas, la mayoría de los chilenos hoy conocen los riesgos de los rayos UV. No obstante, este conocimiento pareciera no reflejarse en los hábitos de protección diarios. Un estudio publicado a comienzos de este año evidenciaba que sólo el 69% de los encuestados utilizaba protector solar durante todo el año, mientras que casi el 42% se aplicaba protección sólo en el rostro y el 55% en todas las zonas expuestas, una proporción que dista mucho de lo ideal sugerido por los dermatólogos.
“En primer lugar, y más allá del factor elegido, se debe aplicar una cantidad de producto que genere una capa visible sobre la piel y 30 minutos antes de la exposición, ya que es necesario que se absorba y llegue a las capas más profundas, buscando conseguir un efecto completo. Asimismo, y debido a los elementos que pueden hacer perder su eficacia, es importante volver a aplicarlo cada dos horas o luego de salir del agua, y en todas las zonas que estarán expuestas directamente al sol como el rostro, el cuello, las orejas, brazos y piernas, y el abdomen, en algunos casos”, agrega la farmacéutica.
Por último, Molina insiste en que el uso de los protectores solares debe prolongarse durante todo el año, deben adquirirse en lugares establecidos y poseer el registro sanitario del Instituto de Salud Pública, para asegurar su vigencia y autenticidad. “Recordemos que el uso de los protectores solares no sólo evita quemaduras y el envejecimiento prematuro, sino que también reduce las posibilidades de desarrollar cáncer a la piel, por lo que el producto a utilizar debe cumplir con todas las exigencias y regulaciones”, finaliza.