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Pasos perdidos: la inevitable desaparición de los maestros zapateros

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Pasos perdidos: la inevitable desaparición de los maestros zapateros

En las calles de la pintoresca ciudad de La Serena se entreteje una historia de artesanía y tradición que está en peligro de desvanecerse: las reparadoras de calzado. Emblemáticos negocios que hoy enfrentan una lucha silenciosa por sobrevivir en la actualidad.

Estos artesanos que alguna vez fueron el recurso irremplazable para dar nueva vida a los zapatos gastados, ahora se encuentran al borde de la extinción. Un motivo clave de su desaparición es la creciente mentalidad de «usar y tirar» que ha permeado la sociedad.

En un mundo donde la conveniencia a menudo supera la durabilidad, las personas optan por desechar calzado desgastado en lugar de buscar la restauración experta que ofrecen estas reparadoras. Esta mentalidad descartable no solo ha dejado en segundo plano el arte de reparar, sino que también ha contribuido a la desaparición gradual de estos talleres especializados.

Nos sumergimos en el mundo de las reparadoras de calzado, explorando en las historias personales de sus dueños, la destreza que poseen y los desafíos que estos locales han tenido que enfrentar. ¿Habrá un espacio para estos trabajadores en una era que abraza lo desechable? La respuesta no solo definirá el destino de estos trabajadores, sino también la pérdida de un preciado patrimonio en la región de Coquimbo.

Carlitos Junior: la unión de dos generaciones

En la calle Cienfuegos, donde el pasado y el presente se entrelazan, se alza «Carlos Junior», un taller de reparación de calzado que lleva consigo la huella indeleble de Juan Carlos Leiva, un maestro artesano con más de tres décadas de experiencia. Este rincón modesto es más que un taller; es la continuación de una tradición zapatera que comenzó con el padre de Juan Carlos, Alonso, en 1985.

«Colo Colo», como se llamó originalmente el taller de Alonso, fue una declaración de amor al emblemático equipo chileno. Aquí, en las manos curtidas de padre e hijo se tejieron historias de sandalias a zapatos de seguridad. Cuando Alonso cerró su negocio, Juan Carlos continuó la saga abriendo «Carlos Junior» en la calle Cienfuegos #680.

El taller ha sido testigo de más de dos décadas de cambios, desafíos y momentos memorables. Juan Carlos destaca con orgullo la constante lealtad de su clientela, que experimenta un alza significativa en eventos clave como las festividades y graduaciones. 

«No es para surgir, es para sobrevivir», enfatiza Leiva, mientras reflexiona sobre la esencia de su oficio. Destaca que este trabajo demanda dedicación y esfuerzo, en donde enfatiza que alcanzar metas implica una labor constante. 

Con orgullo, comparte que este oficio no solo es su medio de vida, sino también su sustento para construir un hogar y brindar educación a sus hijos.

Sin embargo, Juan Carlos reconoce con pesar que la zapatería, como oficio transmitido generacionalmente, se encuentra en peligro de extinción. Las enseñanzas que antes fluían de padres a hijos parecen llegar a un punto crítico.

 «Ahora hay más oportunidades; la gente prefiere obtener un título a tener un oficio como la zapatería», reflexiona Leiva. Este cambio en la mentalidad, combinado con la competencia de productos manufacturados en serie y la pérdida de la tradición familiar, plantea interrogantes sobre el futuro de la zapatería artesanal.

Jamett, la zapatería que desafía el tiempo

También ubicado en el centro de La Serena, específicamente en la avenida Francisco de Aguirre, se encuentra la reparadora de calzados «Jamett», un taller de reparación de calzado que ha resistido las mareas cambiantes del tiempo.

Fundado hace tres décadas por “Don René» y ahora dirigido por María Álvarez, su esposa, quien asumió con gracia y compromiso tras el trascendental fallecimiento de Don René ocurrido el 2016.

Maritza, una de las hijas de esta pareja de reparadores de calzados, inició en el oficio desde los catorce años, su habilidad, experiencia y pasión por el arte de la reparación de calzado. Ella ha desempeñado un papel vital en la continuidad y el crecimiento del legado artesanal de la familia .

Dos sucursales, una en la avenida Francisco de Aguirre y otra en La Recova, testimonian la duradera relación con su clientela que confía inquebrantablemente en la maestría de Jamett a lo largo de las generaciones. Más que simples transacciones comerciales, estas conexiones representan lazos arraigados en la confianza y la calidad, forjados con cada par de zapatos reparados.

La nostalgia se mezcla con preocupación cuando Maritza comparte sus pensamientos sobre el estado actual del oficio. «Es claro que estamos en peligro de extinción, este es un oficio el cual tarde o temprano podría llegar a su fin», dice con un matiz de tristeza en su voz. 

La zapatera señala que los calzados chinos como un factor clave que contribuye a esta amenaza. La invasión de productos más económicos pero de menor calidad ha alterado las elecciones de los consumidores, quienes ahora parecen inclinarse hacia la compra de nuevos zapatos en lugar de preservar los antiguos.

A pesar de los vientos de cambio, esta familia continúa su labor de reparación de calzado, siendo al mismo tiempo protectoras de una tradición que amenaza con desaparecer. Jamett se levanta como un símbolo de resistencia en un panorama global donde la velocidad de la modernización amenaza con relegar al olvido las habilidades artesanales que han resistido la prueba del tiempo.

Estas dos historias pintan un retrato conmovedor de la lucha entre la tradición y la modernidad en los talleres de reparación de calzado de La Serena. Mientras «Carlos Junior» se aferra a sus raíces, «Jamett» desafía valientemente la corriente del cambio. Ambos locales son testigos vivientes de la lucha entre la tradición y la modernidad en los talleres de reparación de calzado de La Serena, subrayando la imperativa labor de proteger las tradiciones que podrían extinguirse con el tiempo.

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