Con el objetivo de conocer y profundizar los hábitos nutricionales y estilos de vida de los niños y niñas-desde la perspectiva de sus padres-, la Universidad Finis Terrae realizó la segunda versión del Observatorio Nutricional Nestlé, estudio que permitió concluir que el 47% de los padres indica que una alimentación saludable es aquella en que están presentes todos los grupos de alimentos y que más del 30% de los niños tiene alguna alergia o intolerancia alimentaria.
En este sentido, Edson Bustos, jefe del área de pediatría de la Escuela de Nutrición de la U. Finis Terrae, indicó a La Tercera que a pesar de que los padres entienden lo que significa una dieta balanceada, no hay una ejecución correcta, pese a que identifica entre los alimentos saludables las frutas, verduras, agua, legumbres y pescados: “Ellos saben cuáles son los alimentos más saludables, pero a la hora de elegir no los seleccionan”, manifestó.
“Las alergias alimentarias se asocian mucho a personas atópicas”. En el caso de familiares directos hay mucha mayor prevalencia a que sea hereditaria, comentó Bustos.
Además agregó lo fundamental que es la lactancia materna como primera barrera para proteger a los niños en disminuir el riesgo de tener alergia o intolerancia alimentaria. “Hay formas de favorecer al niño”.
Bustos insistió en que «hay que hacer un contraste con lo que tenemos en la evidencia para saber sí efectivamente tenemos un número alto que no hemos pesquisado, claramente es una problemática de salud pública, de igual forma si tenemos un sobrediagnóstico”, asegura el experto.
También se refirió a la intolerancia transitoria y los efectos del organismo en niños que consumen productos estando diagnosticados con alergia o intolerancia alimentaria. “Podrían tener problemas de peso, altura, desarrollo. No es algo eventual, se genera un problema intestinal desde lo sistémico”.
En este línea, la investigación mostró que uno de los obstáculos con el que se encuentran los cuidadores es el costo de los alimentos, pues uno de cada tres de ellos (33%) considera que comer saludable es caro.
El precio por sobre la calidad
A partir de la investigación citada, los padres declararon que buscan productos de menor calidad para compensar el alza de los precios, lo que podría afectar directamente la nutrición de los niños. En la misma línea, si en 2022 38% de los padres consideraba el precio como un factor relevante a la hora de comprar, hoy ese porcentaje ha subido hasta 58%. Y cabe destacar que sólo 3% de los padres declara haber asumido el costo del alza sin ninguna estrategia (8% en 2022).
El académico de la Finis Terrae apunta que “lo más preocupante tiene que ver con cambiar la calidad, pues por lo general estos alimentos tienen más sellos, o son fabricados con materias primas que no son buenas”. Además, afirma que hay medidas que se pueden tomar para mantener la dieta balanceada en el contexto económico actual: “Lo recomendable es buscar donde los alimentos sean saludables, como en las ferias libres, y no comprar todo en supermercados, donde es más caro. Otra medida que algunas familias han implementado es el autocultivo de alimentos y muchas veces no se necesita mucho espacio para hacerlo”.