Según un informe del Banco Mundial, se necesitarán más de 3 mil millones de toneladas de minerales y metales para implementar la energía eólica, solar y geotérmica, así como el almacenamiento de energía para la transición energética.
La gran minería chilena vive momentos críticos y exigentes. La urgencia medioambiental apremia y para nadie es un secreto que el mundo está transformando su matriz energética hacia procesos sustentables y renovables. ¿Cuál es el rol de la minería? Es fundamental.
La lucha por combatir el cambio climático está bastante cuesta abajo. Pero para conseguir un mundo con menos emisiones de carbono, la demanda de minerales y metales para fabricar productos más limpios es incesante. Dicho de otra forma, sin minerales no hay transición.
“La minería chilena y todo el mundo ha sido afectado por una crisis que deterioró inversiones, producciones y exportaciones. Los precios de los minerales han estado sujetos, por tanto, a una alta volatilidad. Sin embargo, poco a poco va recuperando fuerza”, explica Claudio Ortiz Welsch, gerente general de Cisco Chile.
Además del Banco Mundial, la Cepal confirma que la sustitución de los combustibles fósiles por energías limpias supone aumentar la producción de minerales. Por esa misma razón, confirma que la región cuenta con altos niveles de reserva y producción para la nueva matriz energética y electromovilidad.
“Aunque contamos con los minerales esenciales, según la Cepal se ha perdido participación relativa en la producción mundial en el litio y el cobre. Por ello, para mantener la participación en el mercado en el contexto de la transición, Chile tendría que invertir al 2030, en promedio, 36,300 millones de dólares en la producción de cobre y 7,400 millones de dólares en la producción de litio”, enfatiza Ortiz Welsch.
En ese sentido, lo que queda de 2023 es desafiante en términos de exploración, producción y exportación, ya que, transversalmente, la sustentabilidad, ecosistemas y comunidades no pueden estar ajenas.
Tecnología: esencial para el futuro de la minería
Según datos del Consejo Minero, el aporte de la minería al PIB nacional es aproximadamente de un 12%. Pero si sumamos el aporte que tiene en otros sectores bordea el 20%. Por lo tanto, su importancia es esencial para el país.
“Asistimos a una transformación elemental de la forma en que exploramos, extraemos, procesamos y vendemos nuestros minerales. Y en cada uno de esos procesos la tecnología tiene un protagonismo esencial. Big data, IoT, nube, inteligencia artificial, computación, robots, automatización, entre otras herramientas, no son meros elementos, sino parte esencial de una minería inteligente”, aclara el ejecutivo.
Información sobre ruidos, humedad, materiales contaminantes, temperatura, presión, accidentes, monitoreo, entre otros, se pueden disponibilizar en tiempo real y con alertas que hoy son esenciales para una minería segura, inteligente y altamente eficiente.
“Tanto la sociedad como la industria exigen reducir al máximo la conflictividad socioambiental; una gobernanza tecnologizada, productiva y competitiva; y, por supuesto, el cumplimiento de estándares sociales y ambientales”, precisa Ortiz Welsch.
Según el Consejo Minero se estima que al 2030, un 90% del suministro eléctrico de la minería vendrá de fuentes renovables. “Por lo tanto, la tarea no es menor y requiere de la colaboración de todos los actores disponibles. Mientras sigue aportando al desarrollo y crecimiento del país, vive un periodo de transición clave para su futuro”, sentencia Ortiz.
Lejos de una estabilización ágil y temprana, la minería chilena explora una época volátil y desafiante. Pero, al mismo tiempo, es protagonista de una transición mundial clave para la humanidad: ser carbono neutral para una mejor calidad de vida.