Rocío Santibáñez Flores
Durante el siglo XVII el avance de los bolsillos “atados” entregó un accesorio desmontable muy útil y popular para guardar cosas.
Quizá hayas notado que los bolsillos de los pantalones femeninos la mayoría de las veces tienen un tamaño bastante reducido o bien son meramente decorativos, a diferencia de la ropa diseñada para hombres. Una posible explicación de esto se remonta a los siglos XVII – XVIII.
Bolsillo a través del tiempo
En la edad media, la hambruna y la desesperación hacían a las personas desconfiar de llevar sus pertenencias a la vista de todos, por eso usaban bolsas parecidas a las riñoneras que conocemos actualmente amarradas debajo de la ropa para ocultarlas.
Según el artículo publicado por el museo Victoria and Albert de Londres, en el periodo del siglo XVII las mujeres utilizaban estos bolsillos en forma de pera con abertura vertical atados alrededor de la cintura independientemente de la ropa, los cuales se denominaban como “bolsillos de corbata”.
Se caracterizaban por ser accesibles, desmontables y por lo general eran bastante grandes, de unos 30 cm de ancho y 40 cm de largo aproximadamente, siendo usados según la situación en la que se encontraban.
En situaciones más formales, las portadoras de estos los usaban debajo de las prendas para hacerlos invisibles, en cambio para las mujeres trabajadoras estos podían ser más visibles y prácticos debido a la inmediata necesidad de sacar algún objeto útil para las labores respectivas. Además eran bastante versátiles ya que se podían poner y quitar, guardar en un cajón o ser colgados.
Inicios del bolsillo
En esa misma época surge la idea de coser estos bolsillos a la ropa, sin embargo eso sucedió solamente en la ropa de los hombres, ya que las mujeres seguían usándolos de la manera anteriormente explicada.
Según Vein Magazine, en el siglo XVIII la funcionalidad de estas bolsas fue evolucionando hasta ser un accesorio de moda que fue adornado, bordado y cosido a mano, las cuales además de la función que ejercían significaban estatus social.
Con la revolución de la moda femenina se quedaban atrás las enaguas y llegaban los vestidos más ceñidos al cuerpo los cuales impedían el uso de estos grandes bolsillos, por esta razón la solución más idónea de ese tiempo fue llevar pequeños bolsos llamados retículas sobre el hombro, por esto, la revista Vein explica que ese fue el origen de los bolsos que hoy vemos.
Aún así, según el artículo del museo V&A, algunos comparan la evolución que tuvieron los bolsos con la desaparición de los denominados bolsillos de corbata, sin embargo estos ya habían coexistido durante mucho tiempo complementandose.
Al fin y al cabo, en ese momento solo tenían una función meramente decorativa y no tan funcional debido a que las responsabilidades financieras estaban a cargo de los hombres y las mujeres se dedicaban solamente al cuidado del hogar.
Si bien hoy en día la ropa femenina tiene bolsillos, la mayoría de las veces no son prácticos sino que decorativos, por el contrario los bolsillos masculinos han mantenido la comodidad y utilidad desde su creación.