Por: Blog Explorador | Proyecto Explora Coquimbo
¿Qué hacías a las 19:54 horas del 16 de septiembre de 2015? Probablemente tu respuesta sea “no me acuerdo”, pero si te dijera ¿qué hacías para el terremoto y tsunami de 2015? Es probable que tu respuesta cambie.
El 16 de septiembre un sismo de magnitud 8,4 impactó con fuerza el borde costero de la Región de Coquimbo y generó un tsunami cuyas olas alcanzaron la costa a minutos del evento sísmico, y produjo inundaciones importantes a las horas después de ocurrido el terremoto.
Chile es un país sísmico, convivimos entre temblores, terremotos y tsunamis que afectan la vida de las personas humanas y del ecosistema costero.
¿Qué es un tsunami?
Es un fenómeno físico que se origina por un terremoto submarino, pero ¿por qué ocurre un terremoto? Antonio Pávez, geógrafo y periodista de la Pontificia Universidad Católica de Chile nos indicó que “la principal razón es la interacción entre Placas Tectónicas”, sin embargo, esa no la única razón ya que, cualquier proceso que pueda lograr grandes concentraciones de energía en las rocas puede generar sismos.
La gran mayoría de terremotos se producen en fallas. Estas son fracturas en la corteza terrestre que acumulan tensión, la cuál es liberada en el sismo, en palabras simples “cuando dos placas chocan, se produce un epicentro, se quiebra una, esto produce una alteración y el mar se recoge, comenzando a generar trenes de olas gigantes en un período de tiempo determinado” señala Pávez.
¿Qué pasa en las playas de arena cuando viene un tsunami? Debido a la intensa corriente se genera una gran pérdida de arena de la playa, lo que provoca una disminución en el ancho de la playa. Junto a esto, la flora y fauna del lugar también es afectada, produciendo grandes mortalidades.
¿Cómo afectó a las playas de la región el terremoto y posterior tsunami del 2015?
La respuesta a esta interrogante la encontramos en la tesis “Efectos del tsunami del 16 de septiembre del 2015 en la calidad de playas turísticas de la Región de Coquimbo” dicho estudio permitió “conocer la calidad de las playas turísticas de la región después de eventos naturales extremos de baja frecuencia y gran intensidad, como fue el tsunami post terremoto de Coquimbo”.
Uno de los resultados del estudio fue que “la calidad de Playa Peñuelas y Playa Changa disminuyó después del tsunami; Playa Guanaqueros mantuvo una calidad regular, mientras que Playa Socos mantuvo una alta calidad recreativa. Playa Changa recibió el mayor impacto del tsunami post terremoto de Coquimbo, y fue la playa que presentó el mayor daño por inundación”.
Conversamos con Sergio González, Biólogo Marino y Académico de la Universidad Católica del Norte, quien hace algunos años trabaja en el tema de la vinculación del ser humano con los ecosistemas marinos, y quien además fue el profesor guía de la investigación tratada en este artículo.
“Hace algunos años estudiamos la fauna, niveles de urbanización, luego nos interesamos por las playas de interés turístico e hicimos una descripción de la calidad de las playas antes del tsunami, entonces cuando ocurrió el evento pensamos en la posibilidad de evaluar la situación de las playas años posteriores al tsunami”.
Para analizar la calidad de las playas “se pueden evaluar las funciones que puede cumplir una playa. Tenemos la función natural, la cual se basa en dos factores: uno, si la playa alberga una comunidad de organismos marinos y dos, si el lugar está libre de contaminación, se podría decir que la playa está sana y está cumpliendo su función natural. Otro factor para considerar en la calidad es el nivel de protección que otorga la playa, ya que la arena y las dunas absorben la energía de las olas, entonces en períodos de marejadas si hay una buena cantidad de arena y hemos preservado las dunas lo que va a suceder es que cuando vengan las marejadas, será la misma arena la que detenga ese avance; en caso extremo como un tsunami son las dunas quienes protegen y detienen a las olas». Otra variable que se toma en cuenta es la función recreativa, “esta tiene relación a cómo es nuestra experiencia cuando visitamos una playa”.
En ese sentido, los resultados del estudio revelan que “según el valor entregado por el índice BQI, playas Changa y Peñuelas, pasaron de una calidad regular a una mala calidad. El evento del 2015 afectó principalmente la función natural de Playa Peñuelas, mientras que en playa Changa el mayor impacto estuvo en la función recreacional”.
¿Qué es el índice BQI y cómo se aplica?
Beach Quality Index, BQI por sus siglas en inglés es un índice que está formado por trece indicadores parciales agrupados en las tres funciones básicas que realizan las playas (recreativa, natural y de protección). El BQI no solo evalúa la calidad integral de la playa, sino que sirve como cuadro de mando para su gestión y de ayuda en los procesos de monitorización. Adaptando dicho esquema a las visiones particulares de cada playa, podemos movernos hacia una gestión mucho más ecoeficiente y sostenible de estos sistemas.
¿Cómo cuidamos las playas turísticas?
Es necesario establecer protocolos que incluyan a todas las partes interesadas para “la recuperación de las funciones de las playas, incluyendo aspectos como inversiones para la recuperación, cierre de playas hasta la remoción total de escombros y definición de estándares de emergencias ante eventos extremos”.
El análisis demuestra que para “las playas turísticas de la Región de Coquimbo se requiere diseñar y socializar protocolos de actuación que incluyan medidas a considerar en caso de perturbaciones naturales con el objeto de reestablecer oportunamente la calidad de las playas y evitar pérdidas económicas al sector productivo”.
Pávez manifiesta que “para regenerar una playa es necesaria una ley, algo de carácter normativo que sea integral y amigable tanto para el medio ambiente y los seres humanos, por el momento, aunque suena cliché es muy cierto, no arrojar basura que afecta a los organismos que habitan la playa, ese es su hogar y si lo dejan la playa pierde riqueza, su morfología va a cambiar, otra recomendación es no generar fogatas porque el fuego daña la arena y la vegetación, dos factores relevantes para que una playa se regenere de manera natural”.
Cuidar de la playa es una responsabilidad compartida por todos, si cada uno pone su granito de arena la recuperación y el cuidado será provechoso para un ambiente tan querido y amenazado por la actividad humana.