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Moda sostenible: una tendencia que busca combatir el fast fashion

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Moda sostenible: una tendencia que busca combatir el fast fashion

Según un informe de Nielsen Company las compras online en el 2020 aumentaron un 68%, siendo la marca de ropa Shein la que generó más transacciones.

Por: Valentina Inojosa y Leticia Rojas

Ropa de segunda mano, americana, europea o reutilizada es una gran idea para looks creativos y con estilo debido a que muchas veces son prendas únicas y económicas, pero en los últimos años vestirse con estas prendas se ha convertido en una opción de realizarlo de manera sustentable. Esta tendencia promueve el ciclo de vida útil de la ropa, de esta forma perdura en el tiempo y ayuda a reducir el impacto medioambiental de la industria textil.

Según datos entregados por la Organización de las Naciones Unidas (ONU), la industria de la moda es la segunda más contaminante del mundo, este rubro llega a usar 93.000 millones de metros cúbicos de agua y produce el 20% de las aguas residuales que se generan a escala global, además que es responsable del 10% de las emisiones de dióxido de carbono. De acuerdo a lo entregado en el reporte “Fashion on Climate in 2020”, de McKinsey & Company en asociación con Global Fashion Agenda (GFA), se espera que la industria de la moda siga creciendo, esto debido a los cambios demográficos y a los patrones de consumo. El estudio también señala que las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) aumenten en 2.700 millones de toneladas al año para el 2030.

En Chile el desierto de Atacama se ha convertido en el segundo vertedero de ropa en el mundo, dichas prendas provienen de fardos de ropa de segunda mano que no han sido vendidos o que han sobrado de temporadas pasadas de las grandes compañías de Estados Unidos, Asia y Europa.  

El concepto de fast fashion o moda rápida, corresponde a la producción masiva de ropa, cuyo objetivo es poner en el mercado una gran cantidad de prendas y así fomentar la compra fácil y económica entre los consumidores, provocando un gran impacto medioambiental. Frente a esta problemática la adquisición de ropa usada se ha convertido, para muchos, en una buena estrategia para combatir el fast fashion y practicar la moda circular.

Javiera Araya (22), estudiante de Odontología de la Universidad de La Serena comenzó a comprar ropa de segunda mano debido a que en redes sociales descubrió varias publicaciones que explicaban cómo funcionaba el fast fashion, además, de ver documentales que hablaban acerca de las fábricas textiles. Aquello la llevo a la conclusión de que “es un negocio muy dañino para el medio ambiente y para las comunidades que están sometidas a trabajar en él, porque comprar una prenda a un precio económico nos sale barato a nosotros, pero se cobra en las comunidades que fabrican esa ropa con sueldos miserables que están con jornadas laborales extensas, lo que provoca la esclavitud de las personas”.

Por ello, comenzó a buscar por redes sociales, como Instagram, tiendas de segunda mano “al principio no entraba por prejuicio, pero me atreví y descubrí que podía encontrar prendas que eran bonitas a muy buen precio y en buen estado como poleras, tops, faldas y abrigos etc. Lo que es mucho más ecológico y sirve para darle una segunda vida a la ropa” enfatiza.

 Por su parte, Nataniel Guayinel (21), encargada de la sede de Vintage House en La Serena indica que el objetivo que tiene la tienda es demostrarle a las personas que la ropa de segunda mano es de calidad y más accesible, debido a que “mucha gente tiene una idea sesgada de lo que es la ropa americana y tienden a verla con malos ojos, tienden a pensar que es ropa en mal estado, por lo que es importante que se haga un cambio al respecto de esa idea, no solo porque es quizá para el público económicamente más factible, sino también por el tema respecto al medio ambiente y así combatir la contaminación textil que es bastante fuerte en estos momentos”.

Vintage House también tiene sucursales en las ciudades de Puerto Montt, Puerto Varas y Valdivia, en La Serena lleva un año abierta al público y ha logrado tener mucha clientela, Nataniel dice “cada vez hay más gente que es consciente que existe la tienda y se nota mucho porque llega mucha gente que llega por recomendación de amigas, además los clientes vienen buscando cosas particulares que no se encuentran en otras tiendas”.

Nataniel reconoce que fue  consumidora de la ropa de retail, cree que es necesario que ser más conscientes a la hora de comprar “se necesita un cambio en relación a las costumbres que tenemos, porque la ropa de retail deja de lado muchas cosas importantes como la concientización, cuando se terminan las temporadas botan la ropa que ya no les sirve, lo que genera un consumo descontrolado que hace que la contaminación del textil sea mucho  mayor, además de que no exista una regulación al respecto”. Asimismo, la tienda Vintage House en este sentido de concientizar también hacen entrega a la fundación Coaniquem que ayuda a financiar la rehabilitación de niños que han sufrido quemaduras.

Si bien muchas de estas tiendas tienen un local establecido y han existido durante años, muchas más han surgido a través de las redes sociales o páginas de internet. Según un informe de Nielsen Company las compras online en el 2020 aumentaron un 68%, siendo la marca de ropa Shein la que generó más transacciones, la tienda creada en 2008 hace envíos a cerca de 220 países. Carolina Flores, (25) compra ahí para revender, a pesar de que está consciente de la contaminación que genera la ropa, trata de reutilizar todo y relata que “compro una vez al mes o hasta tres meses y varía el costo de compra, por lo general gasto entre 60.000 a 100.000 de ropa en Shein”.

María Paz López, estudiante de Periodismo de la Universidad de La Serena, dice que le motiva comprar en Shein por los precios, ofertas y los envíos que son gratuitos, por lo que “trato de escoger y leer reseñas en internet para ver de qué tan buena calidad es. A pesar de que uno sabe que no es la mejor, hay cosas que son buenas”. Agrega que “el problema que he tenido con la ropa de segunda mano es que no se encuentra tanta variedad, específicamente, aquí en La Serena, las tiendas americanas están elevando sus precios y tampoco sale rentable”. Respecto a la contaminación, María cree que es muchísima, por lo que la ropa que no utiliza la regala o la dona a personas que lo necesitan.

Por su parte Berta Araya,  dueña de una tienda de ropa americana ubicada en calle  Balmaceda con Avenida de Aguirre, señala que la motivación para abrir su local fue porque su esposo tiene otra tienda del mismo rubro, así que la suya  es una sucursal y explica que durante los últimos dos años tuvieron un aumento en las ventas, por lo que cree que es debido a que la gente está optando por comprar ropa reciclada y dejando de comprar en retail  “yo he escuchado de mis clientes que la ropa de retail es de mala calidad y muy repetitiva, compras algo y hay 20 mil del mismo modelo”

Por otro lado, Susana Cortés, (51) tiene su local ubicado en la misma calle de Berta y explica que el origen de su tienda fue para ayudar a sustentar a su madre, ya que es una persona de la tercera edad “Elegimos la ropa porque es lo más rentable y desde que tengo uso de razón he usado siempre ropa americana, nos ha ido súper bien, porque siempre se está renovando. Lo otro es que siempre estamos con promociones, generalmente están a $3.000 o 2 x $5.000 pesos”. Sobre las tiendas online, Susana opina que “es un comercio más y la persona toma la decisión de comprar ahí, pero igual tienen inconvenientes al momento de pedir una prenda y a veces la entrega se demora y no es la talla, ese es el problema”.

Al aumento de interés por la adquisición de ropa reciclada de las ya conocidas tiendas de ropa americana se suma la iniciativa de diversas empresas por reducir el impacto de la industria textil a través de diversas acciones como Taller F de Falabella Retail, que tiene como misión darle una segunda vida a la ropa, promoviendo así la economía circular. Laura Viegas, gerente de Comunicaciones y Sustentabilidad de Falabella Retail declaró al portal Bío-Bío que “con esta innovación buscamos integrar nuestro servicio Taller F a las acciones de economía circular que promovemos, invitamos a nuestros clientes a ser agentes de cambio en el cuidado del medioambiente y alargar el ciclo de vida de los productos, teniendo la opción de personalizarlos y darles un sello único”. En 2021 la tienda recicló 12 millones de colgadores de ropa que fueron destinados a una planta de gestor de residuos, además entre julio y diciembre del mismo año, la compañía donó 5.200 prendas a la fundación Banco de Ropa, todo esto como parte de su estrategia de sostenibilidad y su plan de economía circular.

Diego Vega (36) dueño de la tienda Libera Tu Ropa explica que “al principio funcionábamos como venta de concesión, la gente traía su ropa y nosotros les pagamos un porcentaje, pero no funcionó, por lo que devolvimos la ropa, pero la gente no la quería devuelta porque era un problema para ellos. Ahí nos dimos cuenta que podíamos dar vuelta la situación y recibir ropa de donación. De a poco empezamos a mutar hasta llegar a un punto en que nos dedicamos a trabajar con ropa en un sentido social”. Acerca de la ropa de retail y online, Diego expresa que sin ser experto cree que la calidad no es la mejor, pero también lo ve en su tienda “sé que hay ropa que no es tan vieja y aun así llega deteriorada”. En la misma línea, él destaca que se debe tener conciencia a la hora de comprar “yo trato de informarme, de saber de dónde viene y cómo se produjo, porque uno está avalando esa forma de comercio”.

La preocupación por el impacto medioambiental y social de la industria textil se ha convertido en un factor importante para los consumidores que ya no solo se preocupan de la relación precio-calidad de los productos, ahora también se considera que tan amigable es la tienda o empresa con el entorno donde se producen las prendas, lo que lleva a ser más conscientes al momento de vestirse. Para muchos el reciclar, reutilizar y reducir se ha convertido en la triada más eficiente para combatir las consecuencias que genera el fast fashion y la industria de la moda.

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