Y como dice Ana Gabriel: “amigos simplemente amigos y nada más”.
Voy a ser sincera, más de alguna vez comenté que me habían dejado en la friendzone cuando alguien me preguntó sobre mi vínculo con otra persona. No fueron muchas instancias, pero sí las suficientes como para cuestionar si era necesario ponerle ese título al simple hecho de que alguien quiera entablar solo una amistad conmigo cuando era yo quien buscaba algo más. Y bueno, el reconocer y estar en esa situación duele un poco, aunque con el tiempo te acostumbras a que no siempre te van a corresponder, tengo pruebas (experiencia) y cero dudas.
Ahora, aclarando el significado del término friendzone, este nos habla de la “zona de amigos”, es decir, no pasas más allá de una relación amistosa con otra persona y se preguntarán ¿qué hay de malo en esto? Nada, a no ser que seas la persona que siente una conexión u atracción distinta a la de amistad. O sea, tú me gustas, pero tú a mi solo me ves como tu amiga (parece chiste, pero es anécdota).
¿Qué dice la ciencia?
Si nos damos cuenta, solo he estado hablando de rechazar cordialmente a una persona, de hacerle saber que nuestro interés no traspasa la amistad y que no es posible establecer un lazo distinto al ya mencionado. Sin embargo, la ciencia nos cuenta algo un poco diferente cuando se habla del Principio de Bateman, este último podría explicar la raíz biológica de este fenómeno. En la naturaleza se señala que los machos poseen una capacidad de reproducción ilimitada, debido a la cantidad casi inagotable de espermatozoides.
Por otra parte, las hembras producen una cantidad limitada de óvulos, por lo que, desde esta perspectiva, surge la idea de que la mujer es mas selectiva al momento de escoger con quien desea mantener una relación. Aquí también radica la creencia de que es una terminología usualmente adoptada por hombres, dado que, si nos basamos en dicho principio, las mujeres tendríamos un enfoque más preciso al momento de optar por alguien en el aspecto romántico de nuestras vidas y serían ellos quienes, por lo común, quedarían en esta “zona de amigos”.
No obstante, “si planteamos la ‘friendzone’ como una dinámica de relación unidireccional, nos encontramos con una persona enamorada que da todo de sí por otra/o, pero esto no es retribuido de la misma manera”, expresa a #EsHoy el psicólogo, Miguel Cortés. Bajo este criterio, la zona de amigos no sería más que un lazo establecido por personas que tienen sentimientos no recíprocos la una por la otra.
¿Cómo afrontar esta zona imaginaria?
De partida, se debe entender que la amistad no es un vínculo menos valorable que el del amor, por ende, no tiene que ser apreciado como un premio de consuelo. Si bien, es comprensible el dolor o frustración que genera no ser correspondido, también hay que tener la madurez suficiente para hacernos cargo de las consecuencias que se producen al entablar lazos con otra persona. Es decir, que puede que resulte algo mutuo o simplemente no sea lo que esperábamos y de esto nadie debería sentirse o ser apuntado como culpable.
De esta manera, cuando me cuestiono el cómo hacer frente a la friendzone, me refiero netamente a la capacidad de lidiar con el rechazo y, ante esto, Miguel señala que “se hace imprescindible descubrir en nosotros mismos, todas esas virtudes, talentos, capacidades para lograr visualizar todo lo bueno que tenemos. Además, es necesario aceptar y/o asumir, que esta relación a la que se aspiraba no va a poder ser y respetar la decisión de la otra persona. Y, por último, vivir la pena, la desilusión de que toda la fantasía que se tenía junto a esa persona va a quedar solo en eso”.
En efecto, podemos adoptar la idea que nos entrega la naturaleza o la psicología, la que nos deje mas tranquilas y tranquilos. Personalmente, si considero que la friendzone fue creada en sociedad a través de los rechazos que vamos recibiendo. A su vez, creo que es momento de despojarse de este concepto, no podemos ir por la vida haciendo responsable a alguien más de nuestro sentir no correspondido. Es por esto que la responsabilidad afectiva tiene que estar presente cada vez que se establezca un vínculo, así se pueden aclarar las intenciones desde un principio, evitando malos entendidos y situaciones lamentables para cualquiera de las dos partes.
Artículo publicado originalmente en septiembre de 2021