Desde Fundación CAP y su Programa Aprender en Familia (PAF), explican la importancia de desarrollar los límites nutritivos desde la primera infancia, ya que estos son esenciales para generar relaciones interpersonales y comunitarias sanas durante toda la vida.
Hemos evidenciado como en los últimos años algunos padres, madres y figuras significativas tienden a buscar estrategias para “agradar” a sus hijos e hijas mostrando una excesiva flexibilidad y estableciendo menos límites, lo cual, por el contrario, les afecta negativamente en su educación y desarrollo emocional, social y moral.
La psicóloga Antonia Echenique, consultora del PAF Educación Parvularia, comenta que los límites son las normas que definen y regulan ciertas conductas, además sirven para contener un espacio donde los niños y niñas puedan desarrollarse libremente. Los límites les ayudan a entender la situación o contexto y poder actuar con mayor seguridad. Asimismo, van interiorizando y aprendiendo los valores que hay detrás de esos límites, permitiendo que desarrollen mayores habilidades socioemocionales.
Es muy importante establecer límites claros, sin embargo, lo fundamental es hacerlo de forma sana, respetuosa y siempre desde el afecto, sin restringir la posibilidad de equivocarse, de conocer y de explorar el mundo que les rodea. Al fijar un límite o norma esperamos que esto ayude a los niños y niñas a ir autorregulándose en su conducta desde la comprensión y cuidado y no desde el miedo. Siempre los límites deben desaprobar la conducta, nunca al niño o a la niña.
Por otro lado, la psicología recalca la importancia de recordar que los límites y normas deben ser establecidos teniendo en cuenta ciertos aspectos:
- Que sean adecuadas a la edad, características y necesidades del niño.
- Que sean claras, precisas y contextuales. Es decir, que definan directamente la conducta específica y concreta que se quiere promover.
- Que sean fijadas y comunicadas en momentos de tranquilidad. Lo ideal es poder crearlas en conjunto con el niño o niña ya que así será más fácil entenderlas y acatarlas.
- Que sean consistentes y estables en el tiempo (si se cambian o eliminan, los niños y niñas deben saber y comprender los motivos).
- Que nunca la consecuencia de no cumplir un límite sea la pérdida de afecto o de seguridad para el niño o niña.
- Evitar establecer límites en forma de pregunta o de favor.
- Tener cuidado con el exceso de límites (reservemos el “no” para cosas que sean realmente necesarias).
¿Cómo podemos ayudar a niños y niñas de primera infancia a cumplir con los límites?
- Recordar el límite y repetirlo varias veces, con paciencia y tranquilidad.
- Acompañar las palabras con acción.
- Ayudarles a hacer lo que se está pidiendo.
- Acompañar y mantenerse cerca.
- Ayudarles a visualizar las consecuencias de sus acciones (decir lo que puede ocurrir verbalmente).
- Reforzar conductas positivas cuando respetan el límite.
El objetivo más complejo de establecer límites es respetar el límite y a la vez contener al niño o niña. Se debe hacer valer su consecuencia al mismo tiempo que acompañamos y contenemos. Cuando no se respeta el límite es importante conversar de por qué sucedió esto y mostrar que es parte del aprendizaje.