Los recién nacidos hospitalizados en un ambiente sin acompañamiento familiar presentan hasta 6 veces más probabilidades de ser afectados emocionalmente. Papitos y mamitas que luchan junto a sus bebés participaron en charla de orientación en el recinto asistencial que atiende a los pacientes que presentan prematurez de mayor gravedad de la región y de la zona norte.
Dicen que una persona no conoce su fortaleza interna hasta que se convierte en madre o en padre. Fuerza que hoy en día están demostrando con creces quienes atraviesan la dura experiencia que significa tener a un bebé prematuro y que debe, muchas veces, pasar por un largo proceso de hospitalización.
Katherine Pinto ha vivido esta experiencia en más de una oportunidad, al convertirse en madre de dos niños que nacieron prematuramente, Vicente – de 24 semanas de gestación que pesó tan sólo 640 gramos – y Máximo – que nació a la semana 30 de embarazo con 1 kilo y medio. “Es importante el tema psicológico porque nadie está preparado para vivir algo así y sobre todo el nacimiento de un bebé prematuro que necesita tantos cuidados”, comenta la joven madre.
Por su parte, Ana Rivera, quien dio a luz al pequeño Luis, señala que “uno entra al hospital pensando lo peor, y al contrario, aquí te logran estabilizar emocionalmente y al bebé lo tratan como si fuera de ellos”, refiriéndose al equipo de salud de la Unidad de Paciente Critico Neonatal del Hospital de La Serena que recibe a los pacientes prematuros más complejos de la regiones de Coquimbo y Atacama.
Cerca de 15 personas participaron de una nueva charla de asesoramiento de guía y psicoeducación en el recinto serenense. Una estrategia de acompañamiento que realiza el equipo de la UPCN y que busca orientar a madres y padres respecto al impacto que tiene su estado emocional en el desarrollo de sus bebés.
“Los padres que tienen a sus hijos hospitalizados están sometidos a un gran estrés. La separación implica que la madre no puede seguir el ciclo natural y está alejada y muchas veces con dificultad para amamantar, o de tocar a su hijo, por lo tanto, eso es un tremendo estresor. Nuestra unidad lo que hace es apoyar a esas madres y a esos padres facilitando y estimulando el acercamiento y contacto físico con sus bebés, promoviendo la lactancia materna y, además, apoyando con profesionales especializados, como una trabajadora social y una psicóloga, que están capacitadas para dar apoyo y contención”, destaca el doctor Fernando Carvajal, neonatólogo Jefe de la Unidad de Paciente Crítico Neonatal del establecimiento de la capital regional.
Esta unidad especializada se encarga del cuidado integral de los bebés prematuros que ingresan en estado de salud grave y brinda un acompañamiento a las familias que están pasando por este difícil proceso que implica tener un hijo recién nacido hospitalizado, otorgándoles la ayuda psicológica y contención emocional que necesitan.
“Nosotros atendemos a la familia, a los padres cuando ingresa el bebé a la UPCN, pero antes también hay un proceso de acompañamiento que comienza desde el consultorio, en el primer control gestacional, cuando se detecta con la escala de Edimburgo si es que hay o no riesgo de depresión en el embarazo. En el caso de existir, se deriva a salud mental. Luego, se brinda una atención por parte del equipo del servicio de Maternidad. En caso de que el bebé pase a la UCIN, por su condición de salud, nosotros continuamos atendiéndolos”, indica Isabel Pinto, psicóloga de la Unidad de Paciente Crítico Neonatal del recinto asistencial.
Asimismo, Isabel señala que “la salud mental perinatal es el periodo que comprende desde la gestación hasta el puerperio, que vendría a ser los primeros meses desde el nacimiento. También comprende la estabilidad emocional y la salud psicológica del bebé junto con su entorno, padres y hermanos, ya que él no está solo, sino que cuenta con un entorno que lo cuida y que lo contiene, la salud mental comienza desde que el papá y la mamá toman consciencia de que van a tener un hijo o hija”.
Una vez que el bebé está a punto de recibir el alta, se realiza una evaluación para determinar si es necesario o no una derivación a su CESFAM más cercano, en caso de que así sea, se envía al equipo de salud mental al consultorio. Además, se realiza un monitoreo telefónico a la familia posterior al alta.
“Los niños que han tenido la posibilidad de tener contacto con sus padres evolucionan de una manera mucho más favorable, eso está demostrado con diversas investigaciones. Por una parte, simplemente por la posibilidad de tener el contacto afectivo con sus padres, como también de poder tener acceso a la lactancia materna, que también está muy favorecida con que los padres estén emocionalmente estables. Por tanto, la posibilidad de darle apoyo no va a influir solamente sobre el bienestar de los padres, sino que también en el pronóstico que pueda tener su bebe en la evolución de sus patologías”, apunta el doctor Carvajal.
LEY MILA Y LA IMPORTANCIA DEL APOYO FAMILIAR:
Según un estudio publicado por la Revista de Pediatría Electrónica de la Facultad de Medicina de la Universidad de Chile, los niños hospitalizados en un ambiente sin acompañamiento familiar presentan hasta 6 veces más probabilidades de ser afectados emocionalmente.
La Ley Mila regula que niños, niñas y adolescentes hospitalizados o sometidos a prestaciones ambulatorias, puedan recibir acompañamiento durante todo su proceso de recuperación, incluyendo a su padre, madre o tutor legal. Además, los establecimientos de salud deben otorgar las condiciones adecuadas para los acompañantes y deben brindar en todo momento un trato digno y respetuoso.
Esta ley contribuye a que los padres puedan ser partícipes del proceso que viven sus hijos y los convierte en agentes comprometidos con su tratamiento, con el fin aportar a la recuperación de los pequeños pacientes pediátricos hospitalizados.