Pese a que la sal es un mineral esencial para nuestro organismo, actualmente la alimentación contiene un exceso de ésta, debido al consumo de alimentos procesados, tales como el pan, cereales, comida chatarra, entre otros, lo que provoca la presencia de diversas enfermedades. La nutricionista de Nueva Clínica Cordillera, Camila Sembler, explica cuáles son los efectos que tiene la sal en el cuerpo y cómo reducir su consumo.
La sal es un condimento que está presente en la mesa de todos los chilenos, por ello especialistas llaman a prestar atención a cuanto de este condimento consumimos diariamente, por lo que constantemente se generan campañas de sensibilización sobre el consumo de este aliño.
Datos del Instituto de Nutrición y Tecnología de los Alimentos de la U. de Chile revelan que la población no tiene conocimiento de su consumo de sal, puesto a que está presente en todos los alimentos procesados, ya sean dulces o salados dado que se utilizan aditivos con sodio para realzar el sabor y extender la durabilidad del producto.
En tanto, la Organización Mundial de la Salud (OMS) recomienda consumir menos de 5 gramos de sal por día para un adulto, esto equivale a un poco menos de una cucharada de té. Al respecto, la nutricionista de Nueva Clínica Cordillera Camila Sembler indica que “cumplir con la ingesta recomendada contribuye a disminuir principalmente el riesgo de presión arterial alta, así como enfermedades cardiovasculares como infarto al miocardio o accidente cerebrovascular, junto con el riesgo de cáncer y mejora la salud ósea”.
Sembler, también, enfatiza que algunos de los beneficios a corto plazo de consumir menos sal, son tener más energía y menor hinchazón debido a que el sodio aumenta la retención de líquidos. “Es necesario que la sal que se consume sea yodada, es decir, enriquecida con yodo, lo cual es esencial para un desarrollo sano del cerebro del feto y del niño pequeño, así como para optimizar las funciones mentales en general”.
Cabe aclarar que el consumo de sodio, en su justa medida, puede ser esencial para nuestro organismo ya que forma parte de la mayoría de los fluidos corporales como la sangre, sudor, lágrimas. Mientras que mantiene el equilibrio ácido-básico del organismo, controla el ritmo cardíaco y permite la absorción de los nutrientes en el intestino y es fundamental para el buen funcionamiento de impulsos nerviosos en el cerebro.
Hoy en día la industria alimentaria ha buscado nuevas alternativas al uso de la sal, desarrollando productos destacados como “sal light” o sal con 50% menos de sodio. La nutricionista de Nueva Clínica Cordillera menciona que “son productos elaborados con un alto contenido de potasio, por lo que no es una buena opción para pacientes con enfermedades al riñón, ya que, si éste no tiene el debido funcionamiento, no elimina el potasio del organismo, agravando cuadros de insuficiencia renal hasta producir un paro cardíaco”.
Entre las principales enfermedades asociadas al consumo de sal se encuentran la hipertensión arterial y las enfermedades cardiovasculares (infarto al corazón, accidente cerebrovascular). Además, su exceso se asocia con algunos tipos de cáncer, tales como el gástrico, insuficiencia renal y osteoporosis. Frente a esto, la profesional señala algunas recomendaciones para disminuir el consumo efectivo de este alimento:
- Dieta equilibrada y prefiriendo alimentos naturales antes que los envasados.
- Preferir aliños como hierbas, limón, vinagre, pimienta o ajo para condimentar los alimentos, antes que la sal.
- No echar sal mientras se cocina, si no que al final, cuando el plato ya esté preparado.
- Elegir en su mayoría productos frescos y naturales, tales como carnes, frutas, verduras.
- Evitar alimentos con un alto contenido de sal, tales como frutos secos con sal, sopas en sobre, caldos deshidratados, alimentos enlatados, embutidos como longanizas, chorizos, entre otros.
- Elegir productos que en su etiquetado nutricional indique “libre de sodio” o “bajo en sodio”.
- No mantener el salero en la mesa.