Cada 21 de febrero se celebra el Día Internacional de la Lengua Materna con un objetivo muy claro: preservar todos los idiomas y dialectos que se hablan en todo el mundo. También se intenta proteger aquellas lenguas más amenazadas y, con ellas, su patrimonio cultural, lingüístico y social.
Según estimaciones de la UNESCO, cada dos semanas, como promedio, una lengua desaparece, llevándose así todo un patrimonio cultural e intelectual. Asimismo, el organismo sostiene que el 43% de las 6.000 lenguas que se hablan en todo el mundo están en peligro de extinción.
Otro estudio de la Universidad Nacional de Australia, y publicado este mes, pronostica una pérdida de 1.500 lenguas en los próximos 80 años.
«Toda lengua conlleva una cultura, un patrimonio y cuando se pierde la lengua y no hay ningún hablante, y si ésta no tiene escritura, ese patrimonio se pierde. En el fondo lo que se pierde es lo que toda una comunidad construyó», declara a La Tercera la académica y doctora en Ciencias Humanas, Victoria Espinosa.
Actualmente en Chile, del conjunto de lenguas originarias que se hablaban en el actual territorio nacional, se encuentran en uso seis lenguas habladas en distintas zonas del país. Estas lenguas son aymara, quechua, rapa nui, kawésqar, yagán y mapuzugun. Hay también una séptima lengua, el ckunza perteneciente al pueblo Atacameño o Lickanantay, que se encuentra en un proceso de revitalización impulsado por el Consejo de la Lengua Ckunza, en San Pedro de Atacama, Región de Antofagasta.
En los últimos años, los pueblos originarios han implementado una serie de estrategias para revitalizar sus lenguas, pues han diagnosticado la crisis de reproducción que hoy las afecta.
Las lenguas indígenas que se hablan en Chile atesoran una serie de saberes, cosmovisiones, historias y memorias que han logrado mantenerse a pesar de la violencia, la discriminación y la imposición de un sistema cultural hegemónico. La mantención y proyección de estas lenguas y culturas, son así una muestra evidente de la persistencia indígena ante el modelo impuesto.
Hace unos días falleció Cristina Calderón, la última hablante nativa de la lengua yagán. Fue reconocida como un «tesoro humano vivo» por el Consejo de Cultura y las Artes de Chile—, dejó siete hijos y 14 nietos, pero para ninguno de ellos el yagán es su lengua materna.