En Chile se genera más de 19 millones de toneladas de residuos sólidos anuales, de los cuales, el 53% es de origen industrial, 42% municipales, 2% lodos de plantas de tratamiento de aguas servidas, y el restante 3% corresponde a residuos peligrosos. Por esta razón, con la promulgación de la Ley Rep en 2016 se esperaba aumentar el porcentaje de residuos reciclados.
Quienes se consideran actores principales para que este proyecto se lleve a cabo son: Productores de Productos Prioritarios, quienes tienen el mayor grado de control sobre los productos elaborados, su distribución y posterior reciclaje; los Sistemas de Gestión, referido a los esquemas de cumplimiento de las obligaciones que la REP asigna al productor prioritario para que cumpla las metas de recolección indicadas por el ministerio de Medio Ambiente; y los Gestores de Residuos, considerados como el brazo operacional, es decir, quienes realizan el trabajo de recolección y transporte de residuos.
Los 6 productos que son considerados como prioritarios son: neumáticos; envases y embalajes; pilas; baterías; aceites y lubricantes; aparatos eléctricos y electrónicos.
De la cuna a la tumba
Sin duda alguna que esta ley es un alivio para el planeta Tierra y los preocupantes niveles de contaminación que existen desde los últimos años, pues REP permitirá al país pasar del actual 12,5% de reciclaje de envases y embalajes domiciliarios a un 60% en el mediano plazo, equivalente a cifras de países desarrollados. El decreto establece metas específicas para cada material: Cartón para líquidos (60%), metal (55%), papel y cartón (70%), plásticos (45%) y vidrio (65%).
En conversación con #EsHoy, la abogada ambientalista Constanza Espinoza indica que junto a las empresas responsables de gestionar sus productos, «los ciudadanos debemos ser conscientes de los productos que compramos y de su impacto en el medioambiente. Además, todo consumidor estará obligado a entregar los residuos de envases al respectivo sistema de gestión, ya sea en puntos de acopio o la recolección desde el hogar».
La profesional también señala que en proyección a los próximos años, «la economía tendrá que trabajar en función al medioambiente, pues este es un gran paso, aunque no el suficiente porque aún faltan productos que deben ser reciclados» y explica que «estos 6 productos se regulan primero en virtud de su toxicidad, materialidad y cantidad generada, por lo que una vez que logremos cambiar el paradigma actual de residuos, dejando de ir al ecosistema a obtener materia prima, sino que la obtengamos desde nuestros residuos, potenciamos una economía circular».
«Los siguientes productos podrían ser telas y EPP, sin embargo, lo ideal sería que, dentro de unos años, todo producto pueda estar regulado por esta ley. Tenemos que considerar que la Ley 20.920 es un paso gigantesco hacia el desarrollo sostenible y un desafío enorme en cuanto a su implementación, ya que no sólo es un cambio regulatorio, sino también, cultural», concluye Constanza.