Un artículo publicado en la revista Geophysical Research Letters demuestra que la cantidad de energía reflejada por la Tierra ha disminuido en un 0.5% en los últimos veinte años, es decir: el planeta absorbe más energía de la que se pierde en el espacio ¿A qué se debe? ¿debemos preocuparnos?
Un informe encabezado por Philip Goode, investigador del Instituto de Tecnología de Nueva Jersey, señala que la luz que refleja la Tierra ha bajado en las últimas dos décadas. Hay dos factores que afectan: el brillo del Sol y la reflectividad del planeta. Este último sería el responsable de la transformación, según los especialistas.
La Tierra ahora refleja aproximadamente medio vatio menos de luz por metro cuadrado y la mayor parte de la caída se produjo en los últimos tres años de datos de luz terrestre, según el estudio.
El albedo es la energía solar de onda corta reflejada por el planeta en conjunto con la energía térmica de onda larga emitida por él, «la tierra absorbe y refleja la radiación del sol, este proceso puede entenderse como el presupuesto energético de la tierra. Por lo tanto, un albedo alto enfría el planeta, porque la luz (radiación) absorbida y aprovechada para calentarlo es mínima. Por el contrario, un albedo bajo lo calienta, porque la mayor parte de la luz es absorbida por el mismo» explica la Dra. Natalia Inostroza, directora del Núcleo de Astroquímica y Astrofísica de la Universidad Autónoma de Chile.
Para medir esta energía se utilizan radiómetros de barrido y sensores espaciales conocidos como proyecto Sistema de Energía Radiante de la Tierra y de las Nubes (CERES, por sus siglas en inglés). Si la Tierra estuviera completamente cubierta de hielo, su albedo sería de aproximadamente 0,84, lo que significa que reflejaría la mayor parte (84%) de la luz solar que la golpea.
«Los cambios en la capa de hielo, nubosidad, contaminación del aire o la cubierta terrestre (de los bosques a las tierras de cultivo, por ejemplo) podrían ser una de las razones para explicar esta disminución de reflectancia, aunque su efecto es sutil en el albedo global» señala Natalia Inostroza.
Por ejemplo, en el Polo Norte la reflectividad disminuyó notablemente, como resultado de la disminución del hielo marino en el Océano Ártico y el aumento de polvo y hollín en la parte superior del hielo. Mientras que, en el caso del Polo Sur, la reflectividad disminuye alrededor de la Antártida Occidental y aumenta ligeramente en partes de la Antártida Oriental, pero no hay ganancias ni pérdidas netas.
«Lo que debemos tener en cuenta es que, si bien los datos están mostrando día a día variaciones importantes en el albedo, estos valores son locales y si bien puede variar mucho en escalas de días y años, lo importante es saber que está sucediendo en una, dos o más décadas para determinar este efecto en escala global» analiza la investigadora de la Universidad Autónoma de Chile.
Y agrega: «lo que sí es un efecto inmediato es que las alteraciones notificadas en el estudio tienen una notable razón y es el producido por el cambio climático, donde mayores concentraciones de gases invernadero como CO2, CH4 CO2 entre otros evita que la tierra mantenga su equilibrio energético».
Muchos expertos llevan años creyendo que una Tierra más cálida formaría nubes y crearía un mayor albedo para contrarrestar el calentamiento y equilibrar el sistema climático. Sin embargo, este trabajo demuestra lo contrario.
Según la Dra. Natalia Inostroza, debemos actuar hoy con políticas radicales de control de emisión, promover de manera seria y sostenida a través de políticas públicas el reciclaje a nivel local y mundial. A nivel familiar cambiar malas prácticas de consumo y preferir una vida más sostenible con el medio ambiente, aunque estos efectos no sean para muchos relevantes