“Estas promoviendo la obesidad”, “deberías preocuparte por tu salud”, “esa ropa no te queda bien por tu tipo de cuerpo”, estos son algunos de los miles de comentarios que se pueden encontrar en las diferentes plataformas sociales. ¿Qué tienen en común? La mayoría de estos suelen estar presentes en los contenidos de personas gordas que tuvieron la “autoestima suficiente” (usted no lo diga) como para subir una foto, video o realmente lo que sea, porque no se necesita un contenido en específico cuando se quiere comentar sobre el cuerpo de alguien más.
El término gordofobia no se encuentra explícitamente en la Real Academia Española (RAE), sin embargo, lo señalan como “un compuesto correctamente formado” para referirnos a la práctica que consiste en discriminar y menospreciar a las personas gordas. Si bien es una palabra que últimamente ha estado más presente en la sociedad, su origen se remonta al año 1984, cuando en un estudio realizado en Estados Unidos se decidió optar por la palabra “Fatphobia” (gordofobia) para referirse a esta praxis.
De acuerdo a una encuesta realizada por la ONG, La Rebelión del Cuerpo, un 84% de las mujeres participantes admitió no tener la silueta que les gustaría, mientras que un 80% señaló que preferirían un cuerpo más delgado. Similar es el panorama que revela el estudio “La Verdad sobre la Belleza”, llevado a cabo por la Fundación Dove, en el que solo el 4% de las mujeres a nivel mundial se consideran bellas y un 72% de niñas sienten una enorme presión por alcanzar dicha cualidad. Así es como los ideales de belleza establecidos son una persecución constante que atentan contra la autoestima, percepción y validación propia.
Nutrición y gordofobia: ¿el objetivo es ser delgada o saludable?
“Cuando fui interna en la universidad viví un episodio de gordofobia, atendí a una adolescente de 12 años acompañada de su abuela, quien había faltado a los últimos controles. Al consultar el motivo de su ausencia, su abuela confiesa que para el primer control nutricional midieron la circunferencia de cintura de la menor a lo que la profesional que la atendió indica: «Cómo puede ser que tú, una niña, seas tan gorda que tengas más cintura que yo, que soy una adulta de equis años», comenta la nutricionista, Pauli Ramos Rojas.
Además, Ramos expresa que dicha experiencia es sin generalizar la profesión ya que “existen nutricionistas que luchamos contra este estigma del peso y promovemos el movimiento Bodypositive”. Por lo que, es una realidad que este tipo de conductas se evidencian desde la práctica profesional, “no se puede desconocer su existencia, no obstante, es algo que de poco se ha comenzado a erradicar en el gremio”, indica la nutricionista, Katherine Carvajal Lillo.
De esta manera, es fundamental remar en conjunto hacia la erradicación de esta práctica y así lo declara el nutricionista Walter Díaz, quien mantiene que “como profesionales debemos cumplir un rol de educadores para la población, es decir, enseñar a las personas temas super importantes como, por ejemplo, el por qué es importante alimentarse adecuadamente, que sea de forma consciente y no sólo por el instinto de comer, sino que teniendo presente la importancia de los alimentos en la salud”.
¿Una persona gorda es sinónimo de mala salud?
Generalmente, en la práctica de la gordofobia se destacan los comentarios pasivo-agresivos, son infaltables los “deberías ir al doctor, no es en mala, pero es por tu salud”, “está bien que te guste tu cuerpo, pero no es saludable”, ahora bien, ¿con solo ver el físico de una persona podemos determinar cómo se encuentra su estado de salud? “Se dejan de lado un montón de factores, que tienen que ver con condiciones endocrinas, genética, uso de medicamentos, salud mental, calidad del sueño, costumbres familiares, actividad física, contextura, etcétera. Recién con todos estos antecedentes y más, podemos determinar si hay patologías que afecten la salud”, aclara Katherine.
Redes sociales: una tribuna especial para gordofóbicos
Los comentarios respecto del cuerpo de alguien más pueden surgir desde las familias, mediante profesionales de la salud, del entorno cercano y no tan próximo, pero son las redes sociales uno de los espacios en los que más predomina el empleo de la gordofobia. El impacto de estas opiniones vertidas puede causar importantes problemas a nivel personal, ya que contribuyen al cuestionamiento de la imagen corporal, el autoconcepto, e incluso podrían radicar en una obsesión corporal que desencadene un Trastorno de Conducta Alimentaria (TCA).
Así lo confirma la psicóloga clínica, Claudia Vásquez Sáenz, quien menciona que “las redes sociales son un factor de riesgo si hablamos de TCA, no porque lo induzcan como tal, pero sí por la exposición al medio a los falsos estándares de realidad y salud que promueven, ya que todo gira en torno al cuerpo o como nos vemos y eso de algún modo llega a generalizar estilos de vida que en todo ámbito son perjudiciales”.
De esta forma, con el fin de proteger nuestra persona “es fundamental compartir lo que nos pasa, con la familia o las redes de apoyo, además es recomendable asesorarse con expertos cuando queramos hacer algún cambio que involucre nuestra imagen corporal. Por lo demás, siempre es bueno entender que lo que suceda detrás de la pantalla en ningún caso es la realidad absoluta”, puntualiza Vásquez Sáenz.
Es sustancial dejar de ocupar espacios, que podrían ser de mejor provecho, para seguir fomentando burlas o estigmas sobre los cuerpos y personas gordas, no es un chiste, no causa gracia, porque la humillación, el maltrato y la ridiculización del físico de alguien más nunca tendrá justificación alguna.