Un personaje mítico en Chile, pero paradojalmente desconocido para la mayoría de los habitantes del país, el joven Alejandro Bello Silva pasó a la historia y a la cultura general chilena un 9 de marzo de 1914, luego que iniciara un vuelo sin destino, y que hasta el día de hoy no se sabe exactamente qué pasó.
Según cuentan los libros de historia, ese día, y junto a los también tenientes Julio Torres y Tucapel Ponce y el sargento Adolfo Menadier, Bello rendía su examen para recibir el título de piloto militar. La prueba consistía en realizar el circuito Lo Espejo-Culitrín-Cartagena-Lo Espejo, en la zona central de #Chile, para finalmente aprobar.
Desde un comienzo se registraron distintas complicaciones, incluso en el primer intento los aviadores tuvieron que regresar a la base, ya que la visibilidad era deplorable producto de la neblina. En medio del aterrizaje, Bello dañó su aeronave, por lo que fue reemplazada por un “Sánchez Besa” un aparato con escasas partes metálicas. En el segundo intento, nuevamente tuvieron que enfrentar un aterrizaje de emergencia por falta de combustible. Sin embargo, Bello continuó su ruta y se perdió entre las nubes, sin saber su destino hasta el día de hoy.
Durante diez días su rastro fue seguido por personal militar, policial y naval, pero sin resultados positivos. Así, se convirtió en el segundo mártir de la aviación nacional.
Desde el día de su partida las teorías sobre el destino del teniente Bello han sido variadas, desde explosiones hasta abducciones de extraterrestres. Asimismo, se han llevado a cabo diversas expediciones para dar con su paradero final. Lo único cierto es que esta desaparición es uno de los misterios sin resolver más grandes de nuestra historia.