Con el plebiscito ad portas, las banales excusas del estilo “no me interesa la política”, “¿para qué votar? ¡Ya está decidido!”, entre otras varias, se vuelven recurrentes. Es necesario, como país, que la mayor cantidad posible de personas llegue al 25 de octubre entendiendo la importancia de votar, que se comprenda que la política no son partidos políticos, senadores o diputados; entender que decir que “el hombre es un ser político por naturaleza”, es real.
Esta pequeña reflexión que puede resultar tan obvia para algunos, realmente es una idea que no todo nuestro país ha tenido la oportunidad de comprender, por diversos factores, principalmente educacional. Porque seamos francos, la educación cívica en nuestro país, no existe.
El voto es la manifestación más pura de la democracia, este sistema político que nos rige y nos permite hoy, manifestar nuestra voluntad, eligiendo a nuestros gobernantes libremente.
La política finalmente está presente en cada ser humano todos los días, cada vez que expresamos una idea, relacionada con la forma en que vivimos como sociedad, los problemas que nos aquejan y como dialogamos o discutimos en torno a ellos; todo aquello es político. Y lo cierto, no resulta necesario que usted adhiera a mi reflexión, no tiene nada nuevo, pero pretendo recordarle que se manifieste, votando, eligiendo lo que desee para nuestro país, no necesita convertirse en un experto en políticas públicas para elegir bien, porque en este plebiscito, elegir bien debe ser simplemente votar válidamente por la opción que represente el Chile que quiere, para el usted de hoy y el de mañana.
Lo importante finalmente, es no desechar esta oportunidad, este derecho, que no siempre tuvo dicho carácter, aprovechar este plebiscito informado, con la esperanza que se desarrollara un proceso histórico, con participación clara de dos grandes posturas. Esta instancia es trascendental, la decisión en torno a nuestra Constitución es finalmente la elección de las reglas esenciales con las cuales seguiremos viviendo el día a día; el apruebo no es la panacea, tampoco es el fin, el rechazo no es por sí solo una solución, pero tampoco lleva envuelta una proposición. Juzgue usted, pero ¡VOTE!, aproveche su oportunidad de ejercer su derecho y no la bote.
Ignacio Jara Alvarez
Abogado, +Derecho Abogados.
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