Hace unos días, una noticia sorprendió al mundo entero. Científicos y, sobre todo, el público en general se empezaron a preguntar si era posible que Venus tuviera vida. Esto, debido a un artículo publicado en la revista científica Nature Astronomy que informa del hallazgo de fosfina en la atmósfera del segundo planeta del Sistema Solar.
En #EsHoy conversamos con dos especialistas en la materia, los astrónomos Teresa Paneque y Simón Ángel, quienes resolvieron esta gran interrogante y, además, dieron algunas señales para saber dónde van dirigidas estas investigaciones.
La fosfina o fosfano (PH3) es un biomarcador asociado a procesos biológicos, existentes en la Tierra, que se compone por un átomo de fósforo y tres de hidrógeno. El novedoso descubrimiento sucedió gracias a los telescopios del East Asian Observatory en Hawaii y ALMA en Chile, instalado en la Región de Atacama.
Teresa Paneque explica que esta molécula de fosfina puede ser producida sintéticamente en laboratorios como también por la emisión de bacterias que viven en entornos con poco oxígeno.
“Esto hace que sea interesante porque, en el fondo, en Venus también tenemos una atmósfera con poco oxígeno, así que si estamos pensando que el origen de la fosfina en la atmósfera de Venus tiene un origen biológico, podría tener relación con procesos biológicos que vemos aquí sobre la Tierra”.
Sin embargo, la especialista advierte que la PH3, también, puede tener un origen geológico o químico y que la investigación pone a disposición diversos modelos teóricos y químicos, que se desarrollan para tratar de explicar qué otros procesos podrían estar produciendo la fosfina.
Venus, el planeta caliente
Con una temperatura de 450º Celsius en su superficie, Venus es el planeta más caliente del Sistema Solar, pese a estar detrás de Mercurio, respecto a cercanía con el Sol. Esto se explica por su gruesa atmósfera llena de gases tipo invernadero, haciendo que se acumule muy bien la energía térmica que recibe del Sol.
A su vez, la astrónoma refiere que Venus es similar a nuestro planeta, pero que dentro de sus características se encuentra que “a diferencia de la Tierra, tiene una atmósfera compuesta de ácido, gases invernadero y muy poco oxígeno” agregando que “no esperamos que en Venus haya agua líquida sobre la superficie, sí sabemos que hay mucha actividad volcánica”.
En busca de un nuevo hogar
Largas y diversas investigaciones han tratado de buscar cuál sería el posible y futuro planeta propicio para que la población humana emigrara. Incluso, Netflix lanzó este mes “Away”, producción que propone la primera misión tripulada a Marte, pero ¿es factible que Venus o Marte puedan ser habitables?
Para Simón Ángel, ningún planeta cumple los requisitos, pues “Marte tiene temperaturas muy bajas, no tiene cuerpos de agua líquida en la superficie y una atmósfera demasiado tenue que apenas tiene oxígeno”, en el caso de Venus explica que sumado a las altas temperaturas, su presión atmosférica sería inaguantable.
No obstante, el astrónomo afirma que si se quisiera habitar dichos lugares, los planetas deberían terraformarse, “que es el nombre que se le da al proceso de convertir a un cuerpo habitable por seres humanos”.
Por su lado, la astrónoma asegura que con el descubrimiento en Venus, este no se convierte en un planeta habitable para el ser humano “solo llegar a la superficie, supondría rostizarnos a 450º Celsius, así que no es posible”. Sin embargo, en cuanto a Marte, la situación podría ser más favorable “es un planeta que, hoy en día, no sería habitable por el ser humano, pero es más fácil que nos adecuemos a él, porque es frío, no tiene oxígeno y que podemos, quizás, llevar tanques de oxígeno”.
De esta forma, ambos profesionales coinciden que el estudio no ratifica que exista vida en el planeta, sino que se deben seguir haciendo investigaciones para comprobar un supuesto como éste.
“Es una posibilidad, pero otras posibilidades es que haya reacciones químicas o geológicas que no entendamos o que, quizás, sean únicas de Venus. En conclusión, lo que necesitamos aquí es evidencia, más observaciones, mandar sondas a Venus, recopilar datos de su atmósfera para poder determinar cual es el origen”, argumenta Teresa Paneque.
Por su parte, Simón Ángel añade que “el descubrimiento no asegura la existencia de vida, apenas la sugiere. Lo que sí es claro es que hay un proceso que genera fosfano, y que desconocemos cómo opera, por lo que se necesitan más datos”.