Por: Jimena Vargas Toro | @jimeeevargas
Bailar permite transportarse a otras realidades, crear historias o incluso expresar sentimientos con nuestro propio cuerpo. Grandes y chicos se atreven a explorar el gigantesco mundo de la danza y vibran con los distintos estilos en este camino que traspasa culturas, fomenta la diversidad y favorece la autoconfianza. Este 29 de abril es una fecha especial, pues se celebra el #DíaDeLaDanza, jornada en la que los espacios se inundan de arte y movimientos.
Pero hoy el escenario es completamente distinto debido a la pandemia de coronavirus que azota al mundo, esta expresión artística tuvo que reinventarse. La sala en donde abunda la música y creatividad, quedó en el pasado, y dio paso a la pantalla, ya sea de un teléfono o computador, y son miles las academias y bailarines que tuvieron que sumarse a esta nueva modalidad virtual.
En este contexto, la agrupación destinada a organizar clases de baile en la Universidad de La Serena, “Dance ULS”, lanzó una semana intensiva online y de manera gratuita correspondiente a diversos estilos, abierta para toda la comunidad universitaria y todo público que quisiese participar. Según sus organizadores, los talleres se llevaron a cabo con la intención de entregar conocimientos, pero principalmente para levantar el ánimo y dar una sensación de libertad, de manera que puede ayudar durante esta época en la que se pasa mucho tiempo en casa.
Las clases online permiten que se corte la barrera de la distancia física, en donde no importa el lugar en el cual te encuentres, solo basta tener motivación para sumarse a al aula virtual del estilo que prefieras.
En conversación con #EsHoy, Andrea Barahona, profesora en Serena Danza Studio, contó su experiencia en torno al baile en tiempos de cuarentena y de su necesidad como bailarina de moverse. “Decidimos impartir las clases online luego de hablar con las alumnas para ver si estaban dispuestas a afrontar esta modalidad, más que nada para poder entregar momentos de entretención, liberación y creación”. No obstante, Andrea hizo énfasis en que “esto no se compara a la calidez, la conexión y el feedback que se genera en una sala convencional, donde se permite la interacción con el alumno y la posibilidad de corregirlo en vivo y en directo”.