Cada 14 de febrero miles de parejas celebran el Día de los Enamorados, pero ¿por qué tenemos esta tradición? Más allá del marketing, las ofertas del retail, los regalos, los viajes y las cenas románticas, se esconde una historia tan singular como fascinante que merece ser contada.
Si bien hay varias teorías sobre el origen de esta festividad, la que cobra más fuerza se remonta hacia el siglo III, en Roma, la cual está basada en una leyenda que cuenta la emotiva historia de un sacerdote que desafió las órdenes del emperador romano.
Durante esa época los romanos no dejaban casarse a sus soldados para que sus mentes no estuviesen nubladas por los sentimientos hacia su familia. Sin embargo, el sacerdote Valentín se negó y, a escondidas de los romanos, casaba a estas parejas. El emperador Claudio II, tras descubrirlo, lo condenó a muerte.
Mientras estaba encarcelado, se enamoró de la hija del carcelero y, antes de morir, Valentín le envió una carta de despedida a su enamorada que firmó con las palabras “de tu Valentín”.
Finalmente, el emperador Claudio ordenó que lo martirizaran y ejecutaran el 14 de febrero del año 270. El día de la fiesta de San Valentín fue declarado por primera vez alrededor del año 498 por el papa Gelasio I, y durante muchos siglos también tuvo una connotación religiosa, la cual se perdió con el tiempo. Además, se ha ampliado y no es solamente en torno a las parejas, sino que también en base a la amistad.
